CAPÍTULO 34
CONEJOS DE PASCUA
No
sé que esperan que les cuente ahora. ¿Acaso quieren oír de verdad cómo lastimé
a Aarón cuando me halló así, llorando con el alma expuesta sobre mi escritorio?
Quizá eso estaría bien; porque quiero que ustedes me juzguen con la crudeza con
que merezco. No puedo aceptar palmaditas reconfortantes en la espalda cuando sé
lo culpable que soy del dolor que le causé a él.
Sólo
puedo imaginarme lo atroz que puede ser querer tanto a alguien, esforzarte
tanto por curarlo, esperar pacientemente por obtener todo su amor y de la nada,
presenciar cómo es que ella se desbarata por otro, por a quién verdaderamente
amó como tú siempre quisiste lo hiciera contigo.
Merezco
me recriminen lo que quieran. Sé que debí dejar a Aarón libre luego de esa
llamada, pero la verdad es que ninguno de los dos tuvo el valor para aceptar
esa desleal realidad.
Él
no pudo confortarme cuando regresó a la oficina, ya no. Los días subsecuentes
Aarón fue el espectador de mi metamorfosis final. Como lo dije antes, había
dejado de negar a la esencia de la Nina que siempre había estado ahí,
amordazada y aprisionada en la oscuridad, sufriendo sin siquiera la gracia de
saberse agonizante y en espera del liberador final. No, siempre la mantuve viva
y torturada por el odio que le tenía. Y ese otro yo mío, generoso e inocente
como siempre había sido; me perdonó cuando la dejé volver a mí.
Es
difícil explicar cómo me sentía con esa aceptación, el cómo veía al mundo ahora
sin utilizar demasiadas y complicadas palabras. Sé que sólo las que han
experimentado un daño del tamaño del mío y han sobrevivido, podrán entenderme a
cabalidad. Yo espero que las demás, sólo lo imaginen y nunca tengan que
sufrirlo en carne propia, porque es un dolor enorme, de esos que te dejan seca
para el resto del mundo; funcional, pero exánime. Es un duelo imponderable, que
sólo evoluciona con el tiempo y; o te hundes con él, o cambias. Pero te afecta
radicalmente y por siempre.
Ahora,
leyendo esto, ¿pueden imaginarse lo que atestiguó Aarón?
-------- 0 --------
Un
mes después, en agosto, la primera aparición pública de Robert luego del
escándalo, tenía a todos los medios expectantes de morbo para diseccionar a ese
joven actor en absolutamente cualquier palabra y o gesto que emitiera. Y todos, todos ellos
estaban luchando por ver cuál lograba la primicia de obtener de Robert sus
emociones y opiniones respecto a las
acciones de Kristen.
En
privado me conecté a la transmisión en
vivo vía Internet del programa de Jon Stewart, y al igual que millones de locas
por todo el planeta, devoré cada palabra que emitió en esa breve entrevista.
Se
le veía delgado, con ojeras marcadas, pero sorprendentemente, bronceado. ¿Se
habría quedado todo ese tiempo en Cali,
en el rancho de Reese? Su sonrisa era más nerviosa de lo habitual y cuando tuvo
que afrontar lo evidente; sólo balbuceó una montaña de graciosas incoherencias
y libró al entrevistador quien tuvo la decencia de, aunque se burló de él con
su tarro de helado para corazones rotos; lo dejó en paz y hasta se hicieron
reír el uno al otro en abundancia para luego centrarse en el nuevo film de
Robert, Cosmopolis.
Luego
vino otra entrevista con Jimmy Kimmel, que también seguí con adicción,
preocupada por él al ser éste más incisivo que Jon, pero cuando la transmisión
cerró, me quedó clara una cosa; Robert casi había salido limpio de la
entrevista, respetando el pacto entre ellos.
Sólo
el buen entendedor supo leer entre líneas cuando Robert habló de un supuesto
problema que vivió en un parque y se vio envuelto en una situación de hombres
esperando por “Dogging” y cuando Jimmy guió el comentario burlón sobre las
personas que van a los parques a “coger como perros”, ambos rieron con ganas y
luego cambiaron de tema.
Las
fotos de Kristen mostraban algo muy similar a la broma que ellos habían
formulado y luego enmascarado con la historia del cantante británico George
Michael, quién había sido arrestado por solicitar servicios sexuales en el baño
de un parque.
Me
quedé impactada, ¿Kristen respetaría su acuerdo luego de aquél desliz?
A
lo que yo no ponía tanta atención de día, era a Aarón y el cómo, sutilmente iba
cambiando su actitud respecto a mí. Algunas veces lo sorprendía mirándome y no disimulaba
su escrutinio cuando yo me daba cuenta de que lo estaba haciendo. Simplemente,
él callaba, me torcía el labio y miraba a otro lado con seriedad. Yo no quise
jamás preguntarle qué pensaba cuando hacía eso.
Viajar
con él y dormir a su lado fue igual de desconcertante. A veces me hacía el amor
de un modo muy distinto; rabioso, demasiado posesivo, demasiado sexual. Diferente
a lo que siempre había sentido a su lado. Otras ocasiones, ni si quiera hacía
el intento de acercárseme, alegando estar muy cansado y sólo me daba un casto
beso de buenas noches para dejarme incómoda y desazogada.
Empezamos
a pelear más de lo normal. Esos debates amenos que teníamos con regularidad
fueron tornándose en agrios comentarios de su parte que llegaban a ser
hirientes en verdad.
Al
principio me descontroló sentirlo tan agresivo, y le recriminaba su mal talante,
a lo cual él sólo respondía que eso era por mi actitud constante de ausente, de
nerviosa, y de ajena. Me pregunté muchas
veces si en realidad estaba yo actuando así, porque no era consciente de ello.
Luego, al analizarme, me di cuenta de que en algunas cosas Aarón tenía razón,
pero en otras, definitivamente exageraba o inventaba.
Incluso,
cuando llegamos a salir con Moka y Edmundo, ella me comentó lo distinto que se
le notaba.
-¿Nina,
qué pasa entre ustedes? Aarón está muy raro contigo, hizo muchos comentarios
bastante agrios y desagradables. ¿Estén peleados?
-No
amiga, pero, creo… Creo que finalmente se cansó de mí. –Contesté con tristeza,
de verdad me dolía la idea de perder a mi Aarón.-
Moka
se impactó, y cariñosa como siempre, intentó de nuevo aconsejarme, guiarme y
darme luz.
-Habla
con él. No dejes las cosas pasar amiga. Los silencios sólo entorpecen la
comunicación. Dile como te sientes, no lo ataques. Sólo dile cómo te hace
sentir su actitud, aclárale que lo quieres.
-Lo
quiero Moka, lo quiero de verdad, pero él parece dudarlo.
-¿Porqué?
¿Qué pasó?
Me
mordí el labio, dudosa.
-Alguien
del pasado me buscó, y le tocó vivirlo conmigo.
-¡Nina!
-¡Lo
sé! Pero pienso que él no me cree que ahí no hay nada ya.
-¿Por
qué?
-Porque…
Bueno, Aarón sabe muchas cosas de mí Moka.
-¿Y
yo no? ¿Qué puede saber él que yo no? A mí me consta que quieres a Aarón, que
ninguno de tus caballeros de la libretita negra esa tuya te interesaba para
nada.
Desvié
la mirada apenada con mi amiga. ¡Algún día me iba ella matar cuando supiera
todo lo que faltaba de contarle!
-Yo,
Moka… Me vio llorar…
-¡Nina!
¡Por Dios! ¿Pues quién te habló? ¿Qué te dijeron?
-Eso
es lo de menos Moka, Aarón ya se hartó. Temo que voy a perderlo.
-Nina,
¿y tú? ¿Qué sientes tú por Aarón? ¿Acaso no lo amas como para hacerlo entender
que no debe dudar? ¿Qué no me estás diciendo?
-¡Ay,
Moka! Eso no importa ahora. ¿Qué va a ser de mi si Aarón me deja?
Casi
sollocé con mi amiga, tenía mucho miedo de hallarme sola por primera vez en mi
vida luego de tanto tiempo. Temía vivir sin la ternura que en privado me
prodigaba Aarón, sin su pelo oscuro y rebelde cayéndole sobre los lentes al
estar trabajando frente al monitor. Sin su sonrisa descarada e irónica cuando
me hacía rabiar para luego reír burlón y satisfecho. No quería que él estuviera
enojado conmigo. No quería que me negara su apoyo y cariño.
No
hubo tiempo de decirle más a mi amiga, pues Aarón y Edmundo retornaban ya con
los boletos del estacionamiento pagados y traté de recomponerme antes de que él
me viera y pensara otra cosa.
Moka,
impulsiva como siempre, dio un tirón de la manga de Aarón para llamar su
atención al despedirse y decirle a modo de regaño cariñoso que no fuera un bobo
conmigo, y que yo en verdad le quería.
Aarón
se desconcertó por un momento ante la osadía de mi amiga, pero sólo contestó
educadamente que él ya lo sabía y luego se despidió.
Ya
en el auto, arrancó el motor en silencio y no dijo nada hasta un par de minutos
después.
-¿Por
qué nunca se lo has dicho a Moka? Es tu mejor amiga.
-¿Decirle
qué? –Contesté tratando de no llevar el tema ahí.-
-De
ti y de Pattinson. Seguro ella sería muy comprensiva contigo.
Yo
exhalé cansada. Ahí íbamos otra vez respecto a Robert…
-¿Para
qué? Él no está en mi vida Aarón. Él no es parte de mi vida.
-Te
equivocas Nina. Lo tienes metido bien adentro de ti, nunca lo has superado.
-¡Aarón!
Tú, sí sabes todo, ¿por qué dudas de mí?
-No
es cierto. Sólo sé lo que tú has querido contarme.
-No
necesitas saber más. Yo no te he pedido me digas con puntos y comas todo lo que
has tenido con las demás mujeres de tu vida. Eso no se hace.
-Pero
esas personas Nina, quedaron atrás. Te lo dije hace mucho. Yo no las traigo
encima, ni les permito se metan en mi vida actual.
-¡Yo
tampoco!
-Uh-uh,
Nina. Desde que te conozco es parte de ti. Toda un parte de ti está moldeada
por él.
-Aarón,
esas son vivencias. Eso son las cosas que nos hacen crecer.
-No,
no en éste caso. Tú… Tú no te has visto cómo estás desde que él te llamó. Estas…
Estás… Distinta.
-Aarón,
te he dicho que aquello fue una clausura. Él sólo me habló para prevenirme.
-Nina,
¿acaso crees que soy idiota? Uno no llora de ese modo nada más porque sí. Tú
nunca lo has dejado de querer.
-Aarón,
él está en el pasado. Él me lastimó mucho, yo no voy a volver con él. No puedo
volver, ¿no lo entiendes?
-Nina,
si él se plantara frente a ti pasado mañana, dudo que siguieses afirmando eso.
-Aarón,
pero eso, no va a suceder. Te lo dije, se lo dije a él.
-Sí,
Nina, sí… ¿Te lo dijiste a ti misma?
Respingué
por su certera pregunta.
-Sí
Aarón. También lo acepté. Cuando alguien te quiere, pero su tiempo pasó, duele;
por eso me viste llorar.
-Porque
quisieras que todo hubiese sido distinto Nina.
-Aarón,
no lo fue. Él tuvo sus oportunidades y siempre lo arruinó todo. ¿Qué más
quieres que te diga? Tú fuiste motor y
testigo de ello. ¿No te bastan tus propios ojos?
-Ellos
son los que te vieron caer Nina.
-A
veces el amor no es suficiente Aarón.
-Sí,
Nina…-Esquivó mi mirada con ausencia- Eso lo sé bien.
-Aarón…
-Ya…
Déjalo ahí. No quiero hablar más de eso. Dame tiempo Nina, yo, no sé que siento
ya cuando pienso en ti y en ese tipo. Es un idiota, eso lo tengo bien claro;
pero te tuvo… O tiene bien enganchada, y no sé cuánto valga la pena seguir
esforzándome…
Se
me aguaron los ojos de inmediato. ¿Estaba terminando conmigo, así?
-Aarón,
te quiero.
-Sí
Nina… Me quieres, pero no sé… Yo también te quiero, pero…
-No
me dejes Aarón…
Él
me miró preocupado por mis palabras y de plano viró el volante para
estacionarse por ahí para poder seguir hablando con más calma.
-Nina…
Te dije que yo no quería perder el tiempo contigo si no estabas lista, y luego,
cuando me vi reflejado en él; temí estar siendo igual de estúpido… Pero, aunque
me he esforzado, tu… Una sola llamada de él, y… Estas completamente cambiada.
Se te ve una fragilidad que antes no cargabas, una suavidad que… Nunca antes…
Conmigo…
-Aarón…
-Me sentí culpable al oírlo, sabía de lo que estaba hablando, todo mi mundo lo
miraba a través de nuevos ojos y eso se translucía. Ya no más hipocresía, ni
miedos, mi corazón se estaba limpiando y renovando. ¿Cómo no se iba a notar todo
eso?- ¿Qué me estás diciendo entonces, Aarón?
-Nina…
Yo… Te quiero, me duele. Dime que esto vale la pena, nosotros.
-Aarón,
has estado en mi corazón desde hace mucho, me importas, no me gusta verte
enojado y menos por mi culpa.
-Nina,
creo que me quieres, es más, lo sé; pero… ¿Me amas?
-¿Cómo
no amarte con todo lo que has hecho por mí?
-No
confundas agradecimiento con esto Nina. Eso es patético.
-No
Aarón, te quiero… De verdad. Él… Fue un amor de niña….
-Pero
ya eras mujer Nina. No fue hace tanto.
-Aarón…
Estoy aquí.
-¿Por
cuánto tiempo? Temo que si él te vuelve a buscar, te irás.
-No
lo haré Aarón. Ojalá me hubieses escuchado, no dudarías, no me dejarías.
Lloraba
par ese punto, me sentía indefensa, desprotegida, asustada. Finalmente, Aarón
contuvo sus ansias y calló para luego atraerme hacia él y abrazarme contra su
costado.
-Shhh…
Ya, no llores… Te he visto llorar muy pocas veces, y la mayoría han sido muy
recientemente. No quiero que llores Nina…
-------- 0 --------
Esa,
es sólo una de las muchas conversaciones similares que sostuvimos en varias
ocasiones durante algún tiempo. ¿Fui demasiado egoísta? ¿O estaba siendo
honesta? Cada una de ustedes emitirá su propio juicio; pero el caso es que
seguimos juntos a pesar de todo.
-------- 0 --------
Las
conversaciones sobre Cosmopolis, así como los rumores del qué iba a suceder
cuando la inevitable promoción de Breaking Dawn II sucediera, fueron opacadas
por una insólita noticia que llegó a los sitios de internet, televisión y
revistas de modo escandaloso en el mes de Octubre.
Robert
y Kristen habían sido captados con un grupo de amigos saliendo de un bar y ella
lo abrazaba antes de marcharse. A los pocos días se les vio de nuevo en un restaurante
y finalmente, dándose un beso en la casa de ella, a un lado de la piscina.
El
mundo entero que ponía atención a estos dos chicos y su drama hollywoodense se
detuvo y gritó, “¡están juntos de nuevo!”.
Pero
para mí, esa fue la respuesta a algo que definitivamente no entendía desde hacía
un par de semanas antes, cuando, insólitamente Robert me telefoneó una vez más.
-------- 0 -------
-¿Nina?
-Dime
Miriam.
-Te
busca el Señor Douglas Pattinson. El británico. Dice que es urgente hablar
contigo.
-¡¿Cómo
dices?!
El
corazón casi se me salió del pecho al oírla decir ese nombre de nuevo. En un
segundo pensé miles de cosas y miré escandalizada a Aarón que se encontraba en
la misma habitación que yo.
-Sí,
él me indica que estabas esperando su llamada eventualmente. ¿Te comunico?
Tragué
saliva ruidosamente. ¡Dios! ¿Qué iba a pasar ahora? Muchas preocupaciones se
posesionaron de mi cabeza como un arrasador tornado.
¡Oh,
no! ¡Dios, No! ¡Kristen!
¡Por
todos los cielos! ¡Si Robert me estaba llamando sólo podía ser por una cosa, lo
peor había sucedido! ¡Kristen! ¡Kristen iba por mi cabeza y me iba a devorar!
¿¡Y
Aarón!? ¡Aarón iba a vivir todo esto de nuevo! ¿Cómo iba a afectarle a él si
Kristen…?
-Dame
un momento Miriam, ¿sí?
-Okay.
Me
volteé hacia Aarón temblorosa y llamé su atención mientras apretaba el botón de
espera en el teléfono.
-Aarón…
Él
no detuvo lo que estaba haciendo y sólo asintió.
-Aarón,
es… él… -dije con un susurro.-
Por
un momento, él siguió con lo suyo, pero paró de golpe al comprender de quién hablaba
y me lanzó encima sus rabiosos ojos mientras se erguía.
-¿Cómo
que es él? ¡¿Qué carajos quiere ahora?!
-No
lo sé…
-¡Demonios!
¡¿Qué ese tipo no tiene palabra?!
-Aarón,
él dijo que sólo me hablaría si algo hubiese salido mal…
Mi
novio torció el labio con gran disgusto. Seguro pensaba se trataba de otro
pretexto. Pero en vez de hacer lo que esperaba, que era arrebatarme el teléfono
y colgarlo; se levantó de su lugar y, desde una altura que se sintió muy lejana,
me dijo fríamente.
-Me
largo de aquí, di lo que quieras a ese tipo. Yo no me voy a quedar para oírlo.
Y
acto seguido, salió furibundo de la oficina mientras que a mí me latía el
corazón de un modo tan agobiante que sentía literalmente me cerraba la garganta
con sus espasmos.
Qué
miedo tan intenso sentía en esos momentos antes de tomar la llamada. Miedo por
la reacción de Aarón, miedo por oír de nuevo a Robert, miedo por lo que me iba
a decir, miedo por lo que iba a pasar con mi vida.
Tragué
saliva como pude y temblorosa pulsé el botón de nuevo para aceptar la
comunicación.
-¿Diga…?
–Mi voz salió demasiado aguda, demasiado rápida.-
-Nina…
¡Oh!
¿Por qué siempre me descontrolaba de esa forma escucharle? No es que su voz
fuese la más varonil, pero en mí tenía un efecto perturbador.
-Robert…
¿Ella… viene por mí? –Fue lo primero que pude decir al ser lo que más me
preocupaba en ese instante.-
-¡No!
¡Nina! ¡No! Estas a salvo.
Pestañé
desconcertada, ¿entonces, qué estaba pasando?
-No
entiendo Rob, dijiste…
-Sí,
lo sé… Lo prometí y he cumplido mi promesa Nina.
-Pero…
-Nina,
yo… Bueno, sólo puedo hablar contigo por unos instantes. No quiero molestarte
más, seguramente Aarón te estará mirando muy disgustado…
-Él…
No está, se marchó en cuanto supo que eras tú…
-¿Le
dijiste Nin, le dijiste sobre nosotros?
-Sí
Robert, él siempre lo supo todo… O al menos, todo de lo poco que le conté. Nunca sentí tuviera caso
decírselo a nadie… Mucho menos a mi novio…
-Sí…
Tu novio… Debe odiarme.
-Sí,
así es…
-No
lo culpo. Yo también me odiaría.
-Pero,
Robert, si Kr…
Me
interrumpió ahí mismo y abruptamente.
-¡Shhh…!
No digas ni su nombre Nina.
-¿Qué?
-Por
favor, confía en mí. Yo, bueno… yo me descuidé al principio Nin. Creo que en
una de mis primeras entrevistas me traicionó la lengua y ella lo está usando en
mi contra.
-¿Cómo?
Yo, no recuerdo, no… No has dicho nada sobre ella… No ha salido nada sobre de
ella y tu.
-Entonces,
¿has estado al pendiente Nin?
-Estas
en todos lados Robert, además, recuerda que Moka aún tiene un enamoramiento
platónico contigo.
Contesté
esquiva y escudándome en mi inocente amiga. No quería que él supiera cuán
interesada estaba yo en su vida aún. Él soltó una risita entre sarcástica y
aliviada con mi comentario y agregó,
-Espero
que tu amiga Moka no sea una de esas chifladas que tantas molestias me han dado
Nin, ¿ella sabe ya de mi?
-¡NO!
De
nuevo rió con mi espantada y abrupta respuesta.
-Es
increíble la capacidad de silencio que tienes Nina. En verdad sabes guardar un
secreto. Debimos habernos sacado “esa”
foto juntos para que algún día tuvieras la prueba de que nos conocimos y
pudieras mostrársela a tu amiga.
-¿Sabes
que estás parloteando de nuevo Robert?
Su
risa fue encantadora, culpable y risueña, como en los días en que la adoraba.
-Sí,
supongo que sí… Nina… Pero sé que tú nunca la usarías para mal. No como ella…
-¿Te
refieres a…?
-Sí.
–Contestó secamente, con un cambio de humor diametral.- Nina, tengo que colgar
pronto, pero… No quisiera hacerlo.
-Robert,
si… “Ella” no va a atacarme,
entonces, ¿por qué me estas llamando?
-¡Ay,
Nina! Es algo importante, al menos para mí… No sé cómo voy a explicártelo, porque, bueno… Es que no
puedo decirlo.
-¿A
qué te refieres?, no entiendo.
-Nina,
Nina… Yo, no, en verdad no puedo, vas a tener que adivinarlo por ti misma;
por favor, es importante que lo hagas.
Pon atención Nina. En los siguientes días, yo… Bueno…. Simplemente, no creas en
nada de lo que veas Nina.
-¿Qué?
-Por
favor, escucha Nin, nada es real. Lo que te prometí sigue en pie. Vas a estar
bien, nada ha cambiado. Nada.
Remarcó
la última palabra claramente y yo seguía sin entender.
-Nina,
por favor, repítelo, dime que estas escuchando.
-Es
que no sé de que hablas, ¿cómo que nada es real? ¿Qué está pasando Rob?
-No
puedo decir más Nina, sólo espero que, llegado el momento; tú misma lo
entiendas.
-Rob,
¿estás en problemas? ¿Por algo que dijiste?
Hubo
un leve gruñido sarcástico al otro lado de la línea y yo sólo me confundí más.
-Define
“problemas”… Ya, no te preocupes por mi Nina. No ha sido tan terrible, no aún.
–hiso una pausa y yo esperé por más.- Sólo voy a decirte que estaré muy feliz
cuando todo esto haya terminado. Tengo mucho por delante, tengo varios
proyectos ya firmados y otros tantos en conversaciones. El año entrante estaré
trabajando como loco Nin, voy a vivir un tiempo en Australia, va a ser interesante.
Espero que ahí me den un poco de paz. Me vendría bien.
-¿Robert…?
Él
no contestó mi pregunta y siguió divagando.
-Voy
a viajar mucho otra vez Nin, tengo que esforzarme en mi credibilidad. Luego de,
esto, bueno… Va a ser difícil, pero en Hollywood nada es gratis…
-¿Qué
te está pasando Robert?
-¿A
mí? –Preguntó en un tono burlón y algo chillón.- Sólo que los conejos de pascua
no existen y en cambio ellos son los que cargan escopetas para cazar dragones…
-Oye,
no te entiendo nada. ¿Me vas a explicar qué sucede?
-No
puedo Nina, ya te lo dije. Tendrás que averiguarlo por ti misma. Recuerda, no
creas ni lo que tus ojos vean. Sólo cree en mí.
-¿En
ti? –Inquirí dudosa.-
-Sí,
sé que es mucho pedir, pero… Te lo juro Nina, por todo lo más sagrado que esta
vez no estoy tonteando. De verdad; aún persevero en que algún día ganaré tu perdón.
-¿Robert?
-Nina…
Tengo que irme ya, pero… Voy a atreverme… Nina, ¿eres feliz? Es decir, Aarón,
¿estará furioso contigo por mi culpa?
-Posiblemente
Robert. Ha sido muy difícil para él, ha vivido mucho de mí contigo.
-¿Lo
lamento? –Fue más una pregunta que una afirmación.-
-No
empieces Robert.
-Lo
sé… Discúlpame… ¡Qué malo soy para comportarme educadamente respecto a ti!
Pero, te prometo Nin, que ésta vez, voy a ser más como tú. Si voy a ponerme en
pie, tengo que aferrarme a lo correcto. Aunque el costo sea mí… Mi, verdad.
-¿Robert?
¿Por qué hablas en círculos? ¿Qué va a pasar?
-Nin…
Trabajo, eso va a pasar. Quizá algún día, pero supongo que sólo te estaría
causando terribles problemas en tu relación… Nina… Yo… Bueno… Sigue… Quédate en
paz. Dile a Aarón que lo lamento de nuevo y… Les deseo lo mejor.
-¡Por
Dios que me asustas Robert!
-¡No!
¡No lo estés! Todo va a estar bien Nina. NADA ha cambiado…
Calló,
luego de tanto parloteo; calló y yo con él.
Mi
corazón zumbaba como alas de colibrí volando en medio de una ventisca. Estaba
fuera de mi espacio, lejos de ahí, en una burbuja que se creaba cada vez que me
hallaba conectada a él.
-Nina…
Yo… ¿”Hasta luego”, una vez más?
Cerré
los ojos, ¿era ésta por fin la última despedida?
-¿Esta
vez es en serio?
Hubo
un suspiro de su parte y su voz se suavizó con ello.
-Supongo
que sí, dudo que haya muchos aeropuertos de madrugada esperando por nosotros,
¿no Nina?
-No,
no lo creo.
-Entonces…
Nina…
-Hasta
luego, Robert.
-Hasta
luego amor… Nina… Nunca voy a dejar de arrepentirme.
Asentí
en silencio. Eso estaba bien, pero ya no lo pensaba con rabia, sino con
benevolencia. El saber que erró tanto conmigo le haría bien. Y el estar dejando
ir a mi enojo, era también mi lección aprendida.
-Nina…
Si algún día, yo, estuviese en tú país… ¿Crees tú qué…?
-Robert…
Eso no... No creo que eso suceda, ¿verdad?
-No…
Supongo que no… Disculpa, aún digo niñadas.
-Es
tiempo de graduarte Robert. Hora de avanzar y eso me incluye a mí.
-Me
hubiera gustado haber sido un hombre contigo Nina, no un idiota.
-Un
asno Robert. Un cerdo más bien.
-Ugh…
Sí… Supongo que eso es más cercano…
-Sí,
pero al parecer, la teoría de la evolución puede tener efecto en los que la solicitan
desesperadamente…
-¿Estoy
más cercano a una persona ahora Nina? –Contestó juguetón a mi ácido humor.-
-Bueno,
digamos que ya tienes rasgos de primate Rob… -dije con ligereza también.-
-Okay…
¿Gracias?
-Por
nada…
-Siempre
me gustó tu sentido del humor, Nina. Me haces polvo en un instante.
Sonreí,
esta vez, la despedida era menos agria; menos dolorosa. Casi éramos dos amigos
diciendo adiós sabiendo que, posiblemente, nunca más volverían a saber el uno
del otro.
-Cuídate
mucho Robert.
-Tú
también Nina.
-De
acuerdo.
-Nina,
amor, ¿hasta luego?
-Hasta
luego.
-Te
quiero.
Yo
me contuve una vez más. Eso no podía decírselo.
-Gracias…
Él
exhaló aire levemente con mi respuesta.
-Está
bien… Supongo…
-Sí…
-Gracias
por contestarme una vez más Nina.
-Robert…
-Ya…
ya… Me voy… Cuídate mi Nin, siempre mi Nin.
-Hasta
luego Rob.
-Hasta
luego Nin.
Finalmente
colgamos.
Ésta
vez no lloré desconsolada. Extrañamente, una gran ternura me embargaba y se
sentía como una suave calidez que me reconfortaba enormemente. Era la paz que
hacía mucho no sentía.
------------
Nuevamente un capítulo largo,
perdón si las abrumé. No pude detenerme al oírlos hablar y pensé que ustedes
también querrían saber todo lo que se dijeron sin ediciones de mi parte.
¡Qué bonito sueño tuve! Dos
capítulos más… ¡Sólo dos capítulos más!
Cariños: Sissy
--------
¿Qué melodía rumora en mi mente ahora? “This Time” interpretada por Jonathan Rhys-Meyers. Parte de la banda Sonora de “August Rush”. Sólo
partes de la letra encajan en éste capítulo, pero es que la historia es muy
similar a la mía. Es una pieza muy bella. Se las dejo aquí, subtitulada en
español:
I can't write in Spanish, sorry. But I have had my fun reading this whole story.
ResponderBorrarI guess you are not much of a talker since you haven't answered any of my other posts, but anyways, I'm here again.
You seem to know many things, don't you? I wonder who's giving you the hints. Please just keep in thought that people could get in trouble if you go to far with this.
Hope you answer this time. Again, I'd like to hear from you even though I can't really tell you who I am either, but I guess that could get us even.