CAPÍTULO 28
¡POR FIN!
Pasamos horas en la cama redescubriéndonos,
pero había demasiado que yo estaba conteniendo y a pesar de sentirme gozosa de
estar con él de nuevo, era muy difícil entregarme plenamente con todo eso que
estaba manteniendo a raya.
Quizá, y después de todo, su forzada entrada
de nuevo a mi vida había sido demasiado para mí. Iba a necesitar mucho más que
sexo para superar todos esos miedos e inseguridades si queríamos estar juntos
de verdad. Él aún tenía una vida complicada y una pareja esperándolo. Yo no
podía ignorar eso, ni siquiera colapsada de placer.
Cerca de las cuatro de la madrugada
aprovechado el silencio y soledad de hotel, se preparó para marcharse. Una de
las cosas en las que habíamos estado de acuerdo era que necesitábamos más
tiempo para hablar todo lo que postergamos esa noche, y que mi hospedaje no era
el lugar indicado. Yo me había horrorizado de sólo imaginar un enjambre de
reporteros apostados afuera del cuarto y verme en todas las revistas de chismes
del planeta como “La amiguita de
Pattinson”. Así que acepté su invitación para mudarme a un lugar seguro.
-Entonces, te recogeré a las once, a dos
bloques de aquí, por las calles traseras. Creo vendré en un Bently* viejo, ¿te parece bien? Nos vamos a la finca
de Los Campbell, los padres de mi amigo Christopher.
Sonreí perezosamente envuelta en la sábana desde
la cama. Mi cuerpo estaba empezando a sentirse muy cansado por la cantidad de
actividad física que había realizado durante la noche.
-Sí. Yo seré la chica con la enorme maleta
parada cerca del subterráneo. Pero por favor, no llegues tarde, quizá tu
paranoica policía crea que lo que llevo conmigo son explosivos para volar el
parlamento y no mi ropa. ¿Sí?
Ambos reímos de mi tonto comentario y se
acercó a mí para darme un último beso antes de partir. Yo acaricié el moretón
que ya era muy notorio en la quijada. Él contuvo un gesto de molestia cuando lo
toqué ahí.
-¡Oh! ¡Lo siento! No pensé que te doliera
tanto, después de todo, no te quejaste en todo el rato. – Arrugué la nariz
mientras sonreía traviesa-.
-No te preocupes, no es tanto el contacto, si
lo el uso que le di a mi mandíbula. –E hizo un gesto obsceno con su lengua
cerca de mi boca que me hizo retorcerme como chiquilla.-
-¡Ugh! ¡Eres un sucio!
Él se rió con malicia mientras se alejaba
pavoneándose victorioso.
-No te quejaste en toda la noche mientras
hice eso por todos lados.
Solté una carcajada avergonzada.
-¡Ya! ¡Cállate!
Él me guiñó un ojo y terminó de ajustarse la
chaqueta de lona sobre los hombros y subirse la capucha. La noche iba a estar
muy fría afuera.
-¿Cómo harás para irte de aquí?
-Bueno… No contaba con ponerme así de loco y
hacer que me reservaran una habitación aquí, pero sí que quería tener la
oportunidad de hablar largo y tendido contigo sin tener que preocuparme por los
paparazis. Así que, como soy
huésped; tengo un auto abajo, en el
estacionamiento del hotel. ¿Acaso pensaste que había venido a pie? –Se burló de
mí con esa última pregunta.-
-No. Pero podrías haber corrido a velocidad
vampírica para evitar ser detectado. –Y le saqué la lengua para cerrar mi
último comentario.-
Él elevó las cejas sorprendido, arrugando la
frente con ello.
-¿Otra vez Edward Cullen? ¡No, por Dios!
Pensé que ya lo habrías superado luego de estos años Nina.
-¡Vete al cuerno, Pattinson! ¡Ya me quiero
dormir o mañana yo voy a ser la que parezca vampiro por las tremendas ojeras
que me van a salir!
Rob soltó una risita socarrona y se acercó de
nuevo a darme un último beso que me raspó la piel con la incipiente barba en su
mentón.
-Buenas noches Nin.
-Buenas noches Robert.
Ninguno dijo “Te quiero”, pero nuestras miradas estaban cargadas de cariño
mientras nos despedimos por ese rato.
Me reí como tonta contra la almohada al recuperar
la privacidad de mi alcoba. Me sentía feliz. ¿Podría ser esto de verdad el
comienzo de una nueva forma de vida? ¿No más Nina-con-un-hoyo-en-el-pecho?
¡Hum! Iba a ser difícil. ¿Cómo íbamos a resolver aquello? Su rompimiento con
Kris iba a ser un dulce para la prensa, ¡y más aún cuando descubrieran la
causa! ¿Sería bueno saltar de lleno a un noviazgo a distancia? ¿Sería mejor
acaso tomar las cosas con calma, como fueran surgiendo? ¡Tenía tantas dudas!
Pero también tenía mucho sueño; demasiado sexo en pocas horas… Volví a
recuperar el ánimo y solté una última risita al decidirme a dormir un poco y
dejar mi debate para la luz del día.
Ya me había duchado y casi estaba lista para
marcharme cuando sonó el teléfono de mi habitación. Intrigada, tomé la bocina
para contestar.
-¿Diga…?
-Nina…
¡Uy! ¡Era Ethan! Se me abrieron los ojos
gigantescos habiéndolo olvidado por completo.
-Hola Ethan… Uh… ¿Cómo estás?
-Un poco mallugado, pero nada más. ¿Y tú?
¿Estás bien? –No sonaba molesto, sino
preocupado. - Nina, lamento no haberte llamado anoche, estaba enojado porque me
largaste de ese modo tan tajante luego de que me lié en una pelea por ti.
-Ethan… yo… lo lamento… No esperaba que eso
sucediera.
-Eso es obvio, temblabas como hoja cuando ese tipo se apareció. ¿Él era tu cita del medio
día?
Me amilané de vergüenza.
-Sí…
-¡Caray Nina! No entiendo nada. ¿Te está
acosando, o qué?
-No. Es… Complicado Ethan. –No supe qué más
responder.-
Hubo un silencio al otro lado de la línea y
yo me mordí el labio, nerviosa.
-Oye, Nina… Ese… ¿Era Robert Pattinson? ¿El
actor?
Tragué en seco, ¡lo había reconocido!
-Sí.
-¡Wow, Nina! ¿Pattinson? ¿De verdad? ¿De
dónde lo conoces? ¿Por qué dijo todas esas cosas de ti?
-Ethan… Él. Es una larga historia. Demasiado
larga como para hablarla ahora, y no sé si valga la pena si quiera hacerlo.
-Mmm… Okay. ¿Y bueno…? Yo… Pues… ¿Aún te vienes conmigo?
Elevé mis cejas sorprendida. ¡Qué buen hombre
era Ethan! Estaba dispuesto a recibirme aún después de todo. ¡Qué vergüenza!
-¡Oh, Ethan! Yo…
-¿Qué pasa Nina?
-Es que… Bueno. Me siento muy apenada
contigo, pero, no…
-Entonces, ¿qué vas a hacer? ¿A dónde vas a
ir? –Callé un momento, buscando como explicarme pero él se me adelantó.- ¡Oh
por Dios, Nina! ¡¿Te vas con él?! ¿En serio?
¿Después de todo? ¡Vaya que si me estoy
sintiendo como un idiota! ¡Y yo preocupado por ti!
-No Ethan, ¡espera! ¡No es lo que tú piensas!
-¿Ah, sí? ¿Qué estoy pensando Nin? Porque
dudo que me esté equivocando.
-Por favor, Ethan. ¡Escúchame! Ni yo misma se
bien lo que estoy haciendo. No tienes idea de lo difícil que es todo esto. Yo,
bueno, él y yo necesitamos hablar muchas cosas y si te digo la verdad, tengo
miedo.
-¿Miedo a qué Nin? –Sonó menos molesto
ahora.-
-De lo que pueda pasar después Ethan. De si
voy a sobrevivir a él. Si te soy sincera, me siento un poco aliviada de que al
menos alguien más sabe lo que estoy viviendo.
-Nina, ¿de qué hablas? No comprendo.
Las lágrimas amenazaron con escapárseme
mientras hablaba, las últimas veinticuatro horas habían casi desbaratado mi autocontrol.
-Ethan… ¡Ojalá pudiera explicártelo, pero…!
Conozco a Robert de hace unos años y…
-¿Fueron pareja?
-Algo así, Ethan. Pero no quiero que nadie lo
sepa, por favor. No quería volver a verlo y alguien me lo impuso y ahora… No sé
qué va a pasar.
-Nina, si estas tan angustiada, ¿por qué te
vas con él?
-Porque lo necesito. Porque tengo que vivir
esto una vez más y dejarlo correr hasta sus últimas consecuencias.
-Nin… Te oigo muy alterada. Me preocupas. ¿A
dónde te lleva?
-No sé dónde queda el lugar. Es una casa de
campo de unos conocidos suyos.
-Mmm… Entonces, ¿cuánto tiempo estarás ahí?
-No estoy segura, pero… me siento más
tranquila de que alguien sepa de mi paradero por si mi cuerpo aparece tirado
por los acantilados de Escocia. –Reí de mi pésimo chiste tratando de aligerar
el drama. Ethan no lo encontró gracioso.-
-Nina, eso no es divertido. Mira que en éste
instante me voy por ti y no dejo que ese loco se te acerque. Ayer estaba fuera
de sí, no se me antoja que te vayas sola con el tipo.
-¡Ay, Ethan! No he querido preocuparte de ese
modo. Es sólo que estoy muy sensible y no me puedo controlar; pero estaré bien,
de verdad. Necesitarías saber demasiado para entenderme.
-Nina…
-No, en serio, está bien. Te lo prometo. Pero
de verdad, te ruego no le cuentes a nadie de esto; no quiero verme en los
periódicos envuelta en un escándalo rosa. ¿Puedo confiar también en esto en ti?
Él hombre al otro lado de la línea suspiró
renuente.
-De eso ¡ni lo pienses! Si no quieres que se
sepa, es tu asunto pero… Yo también necesito pedirte algo.
-Dime.
-Quiero que me llames, no que me mandes
mensajes, ¿ok? Que me llames si vas a quedarte más de un día con él y de ser
así, cada tercer día, hasta que vuelvas a Londres. ¿Tenemos un trato?
-¡Por Dios, Ethan! No es para tanto.
-¿Trato…? O me tendrás llamando a los periódicos
pasado mañana si no sé que estas bien, donde quiera que eso sea.
Sonreí más tranquila. ¡Ethan era maravilloso!
-De acuerdo. Cuenta con ello.
-Correcto. Pues… Cuídate Nina, y espero tú llamada
más tarde, ¿Okay?
-Sí, mi caballero de brillante armadura.
-Tonta.
-Te quiero Ethan. Discúlpame de nuevo por
todo.
-Ya… Ya… Será una anécdota interesante para
cuando esté gordo y calvo, -su voz reía por el teléfono- “…El día que golpeé a un galán de cine para rescatar a mi chica…”
-Tú nunca estarás gordo y calvo amor, siempre
serás fantástico.
-Je… Je… Je. Lo sé
Rió contagiosamente y lo coreé aliviada por
como terminaron las cosas entre Ethan y yo.
Dejé el hotel arrastrando mi enorme maleta a
cuestas y me encaminé hacia el subterráneo algo preocupada. ¿Y si no aparecía?
Claro que me había confirmado en un mensaje que ya venía por mí, pero tenía pánico
de que me plantara.
Un viejo Bentley de cristales entintados me
hizo señas con las luces mientras se acercaba al lugar donde esperaba. Yo traté
de mirar al conductor sin mucho éxito hasta que estuvo estacionado junto a mí.
El cristal eléctrico bajó para dejar ver a Robert solo al volante del auto y
muy sonriente.
-¡Hola! Espera, ahora bajo para ayudarte con
el equipaje.
Acto seguido y a toda velocidad, metimos el
baúl entre ambos al compartimento y saltamos al interior del coche. Sólo una
vez que estuvimos bien guarecidos bajo las oscuras ventanas se acercó a mí para
darme un beso sobre los labios. Sonreí feliz, todos mis temores disipados.
-¿Desayunaste algo Nin?
-No, no pude hacerlo a causa del equipaje,
pero tomé un café en mi habitación, gracias.
Él sonrió evidentemente orgulloso de algo
ante mi respuesta.
-Bueno, entonces, creo que me vas a adorar.
Mira atrás…-Y señaló con el hombro al asiento trasero-.
Dos grandes bolsas de papel estaban sentadas
ahí, junto a sendas tazas de cartón con más café y unas botellas de coca-cola y
agua.
-No estaba seguro que querrías, así que traje
varias cosas. De todas formas, en la casa nos tendrán listo algo para almorzar.
El personal de la finca sabe que vamos para allá. Si tenemos suerte y el tráfico no es
demasiado, estaremos allá en un poco más de dos horas.
Tomé un paquete y saqué un bagel relleno de
algo delicioso y salado. Sonreí de gusto ante el detalle y comí.
Poco a poco las calles de Londres fueron
quedando atrás para dar paso a una moderna carretera y luego a un camino menor.
La charla fluyó alegre durante el trayecto, evitando ambos el tema Kristen, y
por hacer conversación por fin le confié el nombre de la empresa para la que
trabajaba mientras que él silbaba divertido.
-¿Cambridge, hu? ¿Ya ves Nina? Estas
destinada a tener a Inglaterra unida a tu vida.
Le seguí la broma, todo me parecía magnífico
esa mañana. Tenía muchas ganas de que así
fuese ya siempre.
Finalmente tomamos un camino rural ladeado de
verdes árboles; el cuál desembocó en una enorme casa para nada simple como la
imaginaba.
-¡Por Dios! ¡¿Esto es de tu amigo?!
Él rió levemente mientras asentía.
Resultó que los Campbell también criaban
caballos de carreras y la casa de campo era más bien una finca completa con
caballerizas y pista para practicar equitación. Había personal que trabajaba
ahí todo el día y se iba antes de la cena, pero en la casa sólo vivía un
matrimonio mayor que se encargaba de mantenerla y cuidarla.
Como ya nos esperaban, nos ayudaron a bajar
las cosas de ambos mientras que saludaban cordialmente a Robert. Nuestras
habitaciones estaban en la planta alta a propósito separadas una de la otra.
Era tarde y la Sra. Collins nos ofreció un delicioso almuerzo y luego,
simplemente desapareció.
-“Discreción británica” –dijo Rob-. Somos
famosos por eso, ¿recuerdas?
Era extraño hallarme de nuevo a su lado, la
complicidad que nos había dado el confinado espacio del automóvil parecía
haberse diluido entre los amplios muros de la casona.
-¿Y…? ¿Nina? ¿Quieres un tour o prefieres
descansar?
Lo miré expectante, ya nos habíamos saltado
el juego previo el día anterior y terminado en la cama. ¿Valía la pena hacerme
la tonta?
-Creo… Creo que, me gustaría me enseñaras lo
alrededores para platicar un poco más contigo.
Él sonrió levemente nervioso y luego de
revolverse el pelo con una mano me guió hacia afuera.
-Y, tu amigo Chris, dices que lo conoces de
hace mucho…
-Sí, desde que éramos unos críos. En una
época, casi vivía bajo su mismo techo de tan cercanos que éramos.
-¿Ah, sí?
-Sí. Nos pasábamos horas tocando la guitarra
y cantando como tontos en su cuarto. Era cuando quería cantar rap. –Se encogió
de hombros mirando en su interior al ameno recuerdo- Tardé en descubrir que no
era lo mío; aunque su hermana Fucsia me lo recalcaba todo el tiempo… -rió de
buena gana ante la imagen mental- Éramos unos odiosos con ella, tú sabes… La
hermanita menor… ¡Ja! Incluso jugamos a fastidiarla aplicándole la ley del mudo
cuando ella estaba cerca.
-¿Ley del mudo?
Soltó una carcajada avergonzada.
-Nos callábamos abruptamente cuando aparecía.
Ella nos decía y decía cosas y no le contestábamos. Creo que aún le caigo mal
por las bromas pesadas que le jugamos entonces.
-¿Qué edad tenías?
-¡Oh, bueno! Como trece años, creo… Ella debe
haber tenido como diez…
Reí al imaginarme a un Robert chiquillo y
odioso. Traté de calzar las fotos suyas modelando de adolescente y el posible
ego que eso le debió haber dado y sentí pena por la niña.
-¡Ugh! Creo que yo también te encontraría
odioso aún ahora.
-Bueno… En mi defensa, ella siempre quería
colarse a nuestro cuarto, como perrito
faldero… Y nosotros, tu sabes… También hablábamos de chicas y teníamos revistas
porno escondidas bajo el colchón de la cama.
Solté una carcajada, eso no se oía todos los
días de la boca de un hombre adulto.
-Sí, claro…
Habíamos casi llegado al establo cuando nos
detuvimos junto a la cerca.
-Sabes… En muchos sentidos, contigo me he
sentido como ese chiquillo torpe que era. Es como si nada de lo que sé se
aplicara contigo. ¿Recuerdas cómo se dio todo tan fácil entre nosotros? –Asentí
en silencio, mirándolo con atención- Pareciera que nada más nos separamos y
todo se fue al traste. No supe cómo recuperarte. Fuiste muy dura.
-¿Eso crees? Tú fuiste muy cobarde. Me
traicionaste.
Guardó silencio con los ojos muy abiertos y
fijos en mí, sus labios apretados en una fina línea.
-Lo siento Nina… De verdad.
¿En verdad quería hacer esto? Recriminarlo de
nuevo, ¿sin darle oportunidad?
-Ya… Remordimientos y penas… Son memorias que
hicimos. ¿Qué estamos haciendo ahora Robert? Necesito saberlo.
Él tensó la boca y realineó el cuerpo,
mirando al cielo.
-Nina… -Sonó preocupado-.
“¡No!,
no me salgas con esto ahora”, pensé. Sentí que las piernas me flaqueaban y
me aferré a la viga.
- Tengo que aclararte algo. –Se me hizo un
nudo en el estómago, pero no me corté. “¡Es
ahora o nunca”!- Yo… Nosotros…
Esto…. Yo no creo que pueda con esto otra vez si tú vas a seguir con ella
Robert. Lo que te dije ayer por la mañana es cierto. No quiero estar con
alguien siendo la otra. No puedo.
Me miró impactado por mi franqueza y cerró
los labios en un gesto de contención muy evidente. Sus ojos se abrieron y
cerraron varias veces en busca de una respuesta adecuada.
-¡No! ¡Tienes razón! Y lo entiendo… Yo
tampoco quiero eso para ti.
-¿Entonces? ¿Qué estás diciendo?
-Digo que… Tienes razón. Yo, bueno… No creí
que esto volvería a suceder entre nosotros.
–Se sonrojó un poco y torció una sonrisa.- Okay, miento… Sí. Soñaba con
ello, pero jamás creí que me permitirías si quiera besarte… -Me miró arrebolado
y luego bajó el rostro hacia el pecho, escondiéndolo de mí.- Yo…. De verdad
tenía la esperanza de que ese tal Aarón fuera un pretexto tuyo… ¡Un cuento más!
¡Hice tantos planes cuando recibí el E-mail!
Lo analicé con la mirada, ahora parecía un
niño pillado en travesura y confesando con inocente alegría.
-¿Planes?
-Sí, es que, Nina… ¡Hay tanto que quiero
saber de ti! Tantas cosas que quiero hacer contigo.
No quise dejarme llevar por la distracción y
arremetí de nuevo.
-¿Y tu novia, Robert?
-Hu… Bueno, Nina… Ella está filmando y yo… No
esperaba esto Nin… -y su mano se deslizó por encima de la guía hacia mí para
tomarme la mía-. Dame la oportunidad, por favor. Si tú lo quieres…
-No has contestado mi pregunta Robert.
-Creo que lo hice. Pero, quiero que estés
convencida de que me quieres tú también
Nina.
¿¡Qué diablos!? ¿Acaso no se había dado
cuenta ya de cuánto me importaba? Pensé en decirle que lo adoraba, pero las
palabras no salieron de mis labios, ¿porqué?
Él seguía aguardando por mi respuesta.
-Creo que… Está bien… ¡Por ahora! Yo tampoco
esperaba volverte a ver, nunca más.
Me miró sereno. Luego, algo cruzó por su
mente y su expresión cambió.
-Nina, hay algo que yo también quiero saber.
-¿Qué cosa?
-Todos esos hombres que mencionaste… ¿Es
verdad? ¿Ese Ethan es uno de ellos?
Se me hizo un nudo en el estómago, pero opté
por ser sincera ya que para eso estaba ahí, con él. No más historias o enredos.
-Sí.
Giró su rostro al otro lado del mío, tragando
el golpe. Podía ver su gesto torcerse
con acritud y desencanto. Yo esperé en silencio, incómoda, molesta. ¡Que no se
atreviera a hacerme algún reclamo por ello! Tenía que aceptarme con todo al
igual que yo a él para empezar de nuevo.
Luego de una larga pausa, suspiró y dejó caer
los hombros. Sus ojos, transformados a ese azul traidor reflejo de sus
emociones, se centraron en mí, silenciosos. Despacio, con calma y cuidado, se
acercó a mí y me besó.
-Lo siento, tenía que saberlo. Soy muy celoso
aún, pero no quiero ser como tu Imanol de monstruoso. Me va a costar un poco
digerirlo, porque sé que pudo haber sido muy distinto y que es mi culpa que
todo haya ido tan mal entre nosotros. El tal Ethan te quiere, ¿verdad? Ayer deseaba
arrancarme la cabeza tanto como yo a él.
Yo hice un gesto elocuente con los labios,
confirmando su afirmación.
-No lo culpo. Apenas habías estado con él la
noche anterior y al día siguiente un loco le cayó a golpes para reclamarla.
¡Oh, Dios Nina! ¡Hice cosas horribles ayer! No entiendo cómo estás aquí ahora.
Ahí estaba de nuevo lo de la cuasi-violación.
Sí, a mí también me incomodaba el recuerdo de la forzada dominación, pero al
final su locura nos había reunido de nuevo. Bien sabía que yo jamás hubiera
tenido las agallas de buscarlo por mí misma.
-No me acosté con él… –Me miró sin comprender.-
-¿Qué?
-Aún no me había acostado con él… Pasé la
noche en su cama y ni siquiera me tocó porque se lo pedí. Ethan es un hombre
decente Robert… Mejor de lo que creía.
Él elevó sus cejas absorbiendo la información
incrédulo.
-¿Y antes? ¿Tampoco…?
-Antes, sí. Él fue el primero después de ti.
Apretó los labios, molesto.
-Pero es mi amigo ahora, más que nada.
-Yo también fui tu amigo, antes de enamorarme
de ti. Demasiado pronto, demasiado fácil.
-Yo también me enamoré de ti…
¡Por fin lo habíamos aceptado! Nos lo
habíamos dicho el uno al otro, de frente. Estaba hecho. ¿Qué íbamos a hacer
ambos ahora?
Robert
cerró los ojos un segundo mientras que a mí me estaba faltando el aire y
me había paralizado luego de mi confesión. Cuando los abrió fijos en mí,
brillaban de emoción y finalmente una enorme sonrisa se extendió por todo su
rostro. El cuerpo se me electrificó lleno de vida y me embriagué de su aroma a
tabaco y loción cuando se inclinó sobre mí para besarme.
-Vamos… Me tomó de la mano, hay que recuperar
el tiempo perdido, y lo mismo podemos platicar en el cuarto que aquí afuera.
Me ruboricé gustosamente al saber a qué se
refería y lo miré con adoración. El resto del día no salimos de la recámara
hasta bien entrada la noche, cuando el estómago nos protestaba descaradamente
pidiendo ser también alimentado.
En una oportunidad, me separé de Robert y
cumplí mi palabra con Ethan, llamándolo para tranquilizarlo y decirle que todo
estaba bien.
-¿Segura Nin? –Me preguntó él.-
-Sí Ethan, creo que todo va a estar bien.
--------------
¡Uf! ¡Lo logré! Logré contarles lo que en realidad
quería sobre su encuentro. Todo el
escándalo de Kristen me rompió la mente y la inspiración.
Pero, bueno… Sólo tardaron estos dos en decírselo
28 capítulos, ¿eh?
¡Ja… ja… ja…!
Cariños: Sissy
How do you know so much about him?
ResponderBorrarYou are naming people you shouldn't be.
Who are you?
Better late than never...
BorrarDon't know if you'll ever read this, though...
I'm ... no one... Well, at least not in the way you are implying.
I understand who are you questioning me about, sorry if I bothered you, I just... Well, I just know... The world is a handkerchief, in deed.
Wont' tell you how, unless you contact me again on my E-mail, agree?
Take care,
Sissy