CAPÍTULO 24
ADICTO
Viajé mucho ese año y me eché encima
diferentes “amigos “durante ese tiempo también, las únicas constantes en ese
periodo fueron el trabajo, el ejercicio y los correos, que aunque disminuyeron
en número, siempre estuvieron ahí.
Siempre dolían, pero cada vez menos. De
hecho, era agradable recibirlos ya; como a un viejo amigo que no te deja sola a
pesar de estar muy lejos. Mis otros “amigos”, los reales, me mantenían ocupada
cuando yo quería. No es que me hubiese vuelto una promiscua, para nada, pero
simplemente ya no le daba la importancia que la falsa moral señala sobre el
tema. Yo ya no era una nena desde hacía mucho y mis caballeros eran buena
compañía. Cuando por ejemplo, Joel quiso enseriarse conmigo, simplemente me
alejé. Ninguno de ellos me llenaba del modo que lo hubiese querido, nadie era
completamente lo que yo deseaba para acompañarme el resto de mi vida. ¡Lástima!
Eso hubiese sido lindo.
A mediados del año Robert me contó de su
trabajo en “Bel Ami”, una película de época basada en la novela homónima.
Estaba feliz, su personaje de Georges Duroy era diametralmente opuesto al galán
romántico que había interpretado hasta ahora y le presentaba nuevas
posibilidades. El reparto estaba cargado de reconocidas actrices y actores. Tenía
que probarse ante la crítica, el film no podía fracasar. Y por sus compromisos
de trabajo y las diversas locaciones, la filmación iba a ser muy espaciada a lo
largo del año.
“…Ojalá quieras leer la novela; es muy buena y
comprenderías de lo que te estoy hablando. Claro que es un reto. Georges es un
desgraciado y manipula a las mujeres a través del sexo… ¡Básicamente voy a ser
un actor porno parte del tiempo! ¡Ja! Me alegro que Kris venga de este mundo,
porque pienso que a una mujer normal, como tú, podría resultarle muy difícil
lidiar con la idea de que su novio tenga sexo por trabajo con varias mujeres.
¡Por muy actuado que éste sea! Si con lo raro que soy ¡a mí me molesta mucho la
idea de que Kris tenga este tipo de escenas!, aunque yo lo haga. Me imagino que
tú, lo detestarías, ¿no?...
¿Qué ha sido de tu vida? ¿Eres una mujer casada o
estás libre? Quizá ya conociste a alguien… Esas preguntas me molestan tanto
como si tú fueses la que actuara en un film así…
¡Vaya si soy un orate!
Cuídate Nin.
Robert
¡Si tan sólo supieras Rob! No creo que
pudieras reconocerme ahora y no ha pasado ni un año completo desde la última
vez que me viste. Pero sí, tienes razón, es muy difícil saber que tienes sexo
con otra mujer.
Establecida ya en mi puesto, me dio otro
ataque de inseguridad con ese correo y esta vez me teñí de pelirroja. ¡Cómo me
divertí ese par de meses que mantuve el color! Los hombres respondían demasiado
bien al tono y la verdad era que luego de tanto tiempo en el gym y las horas
dedicadas, había perdido dos tallas y ganado formas definidas. Finalmente, mi
estatura cuadraba –en mi autoestima-, con mi apariencia física. Sí, es odioso
aceptarlo porque hace retroceder el movimiento feminista más de 40 años, pero
la verdad es que una buena pinta te permite abrir más puertas; lo difícil es
mantenerlas así. Y yo me esforzaba mucho en mi trabajo.
No hay mucho que contar por algún tiempo,
todas saben de los mensajes. Moka me mantenía al tanto de lo que pasaba con las
re-filmaciones de “Eclipse” y yo lo hacía en secreto de Robert. Los chismes
mostraban una casa en las colinas de Los Ángeles que al parecer ellos dos
comprarían para su “nido de amor”. Miré
las fotos con hastío. Me cansaba recibir sus contradictorios correos, por mucho
de que eran cada vez más discretos. Había confidencias sí, pero ya rara vez
hablaba de nosotros y nuestro pasado.
“… No sabes qué alivio siento de contarte esto, son
cosas que a Kris no me atrevo, no creo
que ella lo entendería… Es mi novia, pero la conozco. Tú en cambio… ¡Ja ja ja!
, ¡Nunca me dices nada!...”
¡Qué incongruente! Quizá el tiempo había
finalmente borrado el amorío y dejado sólo a la amiga que yo había sido de él.
A veces eso es lo más conveniente para la memoria. ¡Qué mal que yo no pudiera
dividir ambos recuerdos!
Finalmente vino la premier en noviembre y
como siempre, vi la película con las chicas. Fui la menos emotiva de todas y me
corté del plan de cenar posterior a la salida. Me urgía llegar a casa a llorar.
Había sido una pésima idea verlo en la pantalla grande besar a Kris/Bella, horrible.
Esa semana me la pasé llamando a mis “amigos” para tratar de sacarme de encima
el sentimiento. ¡Qué ganas tenía de escribirle y decirle que me dejara en paz!
Sólo que sabía que eso no iba a funcionar para olvidarlo.
Fui una masoquista de primera y estuve pegada
en mis ratos libres a los blogs en busca de noticias suyas, examinando fotos y
cualquier cosa que llenara mi ansiedad. Algo que me convenciera de superarlo.
No lo logré.
Diciembre trajo otra felicitación electrónica.
Acababa de entrar a mi bandeja y no lo sabía porque recién había encendido mi
computadora, esa ignorancia cambió mucho las cosas.
Navidad
________________
PATSY
Para Nina
___________________
Nina, estoy en casa para las fiestas. Apenas dejé
las filmaciones ayer 23 y de inmediato volé a Londres, tengo un Jetlag
impresionante y es muy raro estar tan desorientado del sueño estando en mi propio hogar. Regreso al trabajo en Enero
así que apenas me adapte aquí tendré que hacerlo de nuevo allá. Es bueno poder
estar con la familia en estos días. Espero que tú también tengas esa bendición.
Quizá Kris venga otra vez, pero como
estamos terminando de filmar Amanecer y nos vemos todo el tiempo, no importará
tanto si no lo logra; aún así me gustaría poder darle su regalo a tiempo. Es
algo especial que mandé hacer para ella. Estoy nervioso temiendo la reacción
que vaya a tener cuando lo vea. No te puedo contar nada más, pero si aún sigues
informada de mí, te vas a enterar tarde o temprano. Ojalá te alegres por mí.
No sé si estas casada o no, si te conozco aún,
diría que no pero no lo sé con certeza. Si es así, espero estés contenta con tu
decisión, ¡que vaya si me la impusiste a mí! ¡En fin! Espero estés bien y
tengas felices fiestas y un estupendo 2011.
No sé cuánto tiempo más voy a escribirte, parece
que ya no eres más que un recuerdo, uno bueno; pero lejano ya. Aún lamento el
daño que te hice, ojalá puedas perdonarme lo idiota que fui algún día.
Cariños:
Robert
Me sentí desolada ante su último comentario.
Finalmente se había decidido a olvidarme y el corazón se me retorció como si
una maligna mano invisible se me hubiese metido en el pecho para apretarlo
hasta hacerlo polvo. Además, ¿a qué se refería con lo de su regalo para Kris?
Era mi culpa, yo nunca lo había contactado y
él se había esforzado más de un año, ¿quién aguantaba eso? Bien conocía yo el
cuento de, “El Soldado de los 100 Días”;
que trataba de un enamorado que esperó bajo la ventana a su doncella como
prueba de amor por 100 días, y cuando ella, por fin se convenció de que era
digno y salió a su encuentro… En el día 101… Él se había marchado. Yo era esa
tonta del cuento.
Hacía mucho que había bloqueado a Robert de
mis contactos para evitarlo a toda costa furiosa de despecho y ahora, impulsada
por el mismo sentimiento y también enorme tristeza; lo saqué de mi lista negra
en el computador.
No habían pasado ni cinco minutos de esa
acción y mientras que yo releía el último párrafo de su e-mail, una ventana de
conversación brincó en mi pantalla.
-¡Nina!
¿Estás ahí?
Me aterroricé en el acto, era él mismo.
Londres estaba a seis horas de diferencia en los usos horarios y él estaba
despierto muy temprano por la mañana.
-Nina,
¡contéstame! Sé que estás conectada.
Dudé demasiado en responder a su demanda.
-Nina,
por favor, si estás ahí, di hola al menos. La educación no le hace daño a
nadie.
¡Dios mío! Me temblaban las manos y la
respiración se me cortaba. ¿Qué iba a hacer?
Mi pantalla vibró con un zumbido de parte
suya.
-Feliz
Navidad Nina. Espero estés bien…
Intenté dejar pasar ese mensaje, pero finalmente,
perdí la voluntad dominada por mis manos.
-Hola Robert.-escribí-
De inmediato hubo respuesta.
-¡Nina!
¡Por fin! ¡No lo puedo creer! ¡Nina! ¿Cómo estás?
Dejé de respirar. Con terror y de un solo
movimiento, apagué la computadora. Luego la arrojé al piso sin pensar en su
bienestar. Un momento después estaba desesperada reiniciándola. Entré de nuevo
y de inmediato saltaron los mensajes que me había escrito en el interludio.
-¿Nina?
-¿Te
fuiste? ¿En serio?
-¡Mujer,
por favor!, ¿otra vez me plantaste? ¿Nunca vas a cambiar de opinión?
¿Qué podía contestarle? ¿De verdad me
atrevería a hablar con él luego de tanto tiempo? Estuve mirando la pantalla sin
saber qué hacer, meditando estúpidamente qué decir. Luego de un par de minutos
su avatar lo marcó como ausente y con esa señal enfrente, me decidí a escribir:
-Feliz Navidad para ti también Robert.
-Gracias
Nina.
La respuesta fue inmediata aún con su
supuesta ausencia de conexión. ¡Había sido un ardid! No pude dar marcha atrás,
me había pescado con algo muy simple.
-Buenas noches.
-Es de
mañana aquí Nina... ¿Cómo estás?
-Me voy ya Robert, es muy tarde aquí. Cuídate.
-¡No!
¡Espera! ¡Hay tanto qué podemos platicar! ¡Quédate! Por favor.
-Lo siento… Hoy no… Adiós.
-Nina,
no seas así, quédate. Ha pasado mucho tiempo. Además, sería un bonito milagro
de navidad.
Bufé sarcástica. ¡Él y su labia! Sí, había
mucho que podríamos platicar, ¿en verdad quería hacerlo? ¡Claro que sí! Pero
temía mucho volver a caer, aún con él tan lejos.
-¿Nina?
-Estoy aquí, desvelada, terminamos la cena
hace rato.
-¿Cena?
-Sí, nosotros celebramos la navidad en la
Nochebuena con una cena en familia y luego nos damos los regalos.
-No lo
sabía. Nosotros celebramos por la mañana del 25. Yo estoy despierto desde
temprano porque traigo desordenes de sueño a causa de la diferencia de horarios
con América.
Yo no quería soltar nada muy personal en esa
conversación, no tenía caso.
-Bueno, entonces podrías empezar a ayudar con
el desayuno, supongo.
-¿Yo?
¡Ja! Soy un desastre en la cocina, aunque, de hecho… Ya está todo casi listo.
Creo que sólo falta que los demás se levanten. Quizá si me pongo a hacer ruido…
-Mmm… Acá, ya todo terminó, pero quería
mandar algunas felicitaciones de último momento a algunos amigos y por eso
estoy despierta…
-¿La
pasaron bien?
-Sí, gracias. Espero tú también lo hagas.
-Gracias
Nin.
Ambos nos quedamos callados un momento, había
mucho qué decir, pero también resultaba incómodo.
-Bueno, Robert, ya me voy ahora sí.
-Nina
Mi puño estaba recargado sobre mis labios,
sellándolos, nerviosa.
-Dime.
-Gracias…
Por responder. Ha sido bueno saber de ti finalmente.
Suspiré cansada.
-Sí… bueno… Cuídate Robert.
-¡Espera!
Me mordí los labios, ansiosa; ya quería
desconectarme y calmar el latido de mi corazón.
-¿?
-¿Podrías
contestarme algo?
-No se… Quizá. ¿Qué cosa?
-¿Te
casaste con Imanol?
Dudé un poco antes de contestar, tentada a
mentir y herirlo. No lo hice, mi verdad podía ser aún más hiriente si es que
alguna vez llegásemos a hablar de nuevo.
-No, no estoy casada.
-Me
alegro. Bueno, es decir… ¿Estás bien con esa decisión?
Mi ceño se elevó meditativo, ¿qué clase de
pregunta era esa?
-Sí.
-¿Demasiado
personal?
-Algo… Es raro hablar de nuevo contigo.
-¡Dímelo
a mí! Es como si de repente me hubiese contestado un fantasma.
Él y sus expresiones. Seguía sin tener un
filtro entre su mente y su lengua. Me reí un poco, porque tenía razón, se
sentía muy extraño estar hablando con alguien que había evitado por tanto
tiempo.
-¡Buh!
-¡Boba!
Lol. ¡Sigues igual!
Elevé una ceja divertida y llena de sarcasmo.
Aquella broma había surgido sin pensarlo, pero su afirmación no podía estar más
lejana de la verdad.
-No. En realidad, no.
-¿?
-Demasiado largo para contarlo.
-¿Habrá
tiempo alguna vez para ello, Nin?
-No lo sé Robert.
-Ok… No
quiero presionar mi suerte.
-Haces bien.
-De
acuerdo.
Una pausa de nuevo, ninguno de los dos se
animaba a seguir. Yo, por temor y ¿él?
-Bueno, ahora sí, adiós Robert.
-¿Te
parece mejor, hasta pronto Nina?
Se me detuvo la respiración un instante.
-Robert…
-¿Por
favor?
-No me presiones.
-Está
bien.
-Feliz Navidad para ti y tu familia. Que la
pases bien con Kris.
Ahora fue él quien tardó en contestar.
-¿Recibiste
mis correos?
-Sí.
-¿Los
leíste?
-Sí
-¡Oh!
¿A qué se refería con esa expresión?
-Esto
es un poco vergonzoso. Es decir, no es lo mismo… Ahí eras una imagen, un
recuerdo silente. Era fácil decir demasiado una vez que me acostumbré a estar
sin respuesta. Creo que… Bueno, no. No puedo disculparme, no del todo. Cada
cosa fue real en su momento, pero hubo demasiado que no dije. Ahora temo que
mucho de lo que escribí haya sonado diferente de lo que quería decir. ¡Ay,
Nina! Tienes razón… Es mejor dejar esto para otra ocasión, espero ahora sí me
des oportunidad de explicarme.
Me sentí empoderada en mi inseguridad,
nivelada en nerviosismo.
-Después. Quizá.
-Ok.
Cuídate mucho Nina.
-Igualmente Robert.
-Hasta
pronto.
-Adiós.
Esta vez sí que apagué la portátil por el
resto de la noche. La navidad ese año fue muy distinta a la anterior, llena
de felicidad, remordimientos y ansiedad.
¿Qué había hecho al contestarle para luego volverlo a dejar? ¿Qué habría
pensado él? Algo sí era seguro, no iba a caer pronto en la tentación de volver
a contestarle de nuevo. No. El saberlo avergonzado me dio la fuerza de voluntad
necesaria para cumplir mi cometido.
Toda esa última semana de diciembre me ocupé
muy concienzudamente de evitar me atrapara en línea luego de aquella conversación,
y si por casualidad me encontraba, simplemente tornaba mi estado a “Ocupado” y
al parecer, eso bastó para que él entendiera.
Sólo una vez me topé con un mensaje de su
parte:
-“De
acuerdo, no presionaré más mi suerte...”
Durante poco más de tres meses sólo recibí un
correo más, pero no me entristecí demasiado. Él no me evitaba en realidad,
nunca desaparecía cuando coincidíamos en línea y a veces dejaba mensajes en su
avatar; sólo unas pocas palabras que sabía yo entendería, como por ejemplo, “Jane Austin…”. Estos pequeños detalles
comenzaron a liberar el nudo que había en una parte de mi espíritu. Dándole paz
y cierre a la herida que ahí quedaba.
Rolling Stones
________________
PATSY
Para Nina
___________________
Hola Nina, ¿Cómo has estado? Sí, a mí mismo me
sorprende estar sentado aquí, escribiéndote; pero debo confesarte que, como
dice la canción… “Los viejos hábitos difícilmente mueren”; espero no te moleste
con mis cosas.
Estoy a punto de empezar con las entrevistas y giras
promocionales de “Water for Elephants” y como siempre, estoy ansioso. Demasiada
prensa. Tú una vez me diste el consejo de que me tratara de acostumbrar a ello
y aunque lo intento, sigue siendo un reto. No sé cómo lo hace Reese, mi
co-protagonista, Ella está en esto desde niña; y es una persona muy fuerte
debajo de toda esa dulzura.
¿Conoces su historia personal? Ella vivió su
divorcio publicado en todos lados y me dio buenos consejos sobre tomar las
cosas con calma respecto a Kris. Supongo se vio reflejada en edad con ella y
sabe de lo que habla. Quizá es un poco tarde para ello, pero creo que puede
tener razón. ¡Hum! Éste medio donde trabajo es muy difícil de manejar.
De verdad intento me tomen en serio y dejen de
meterse en mi vida privada, pero es casi imposible. He tomado la decisión de
sonreír fingiendo que sé la respuesta al secreto más antiguo del mundo y parece
me está resultando. ¡Ojalá y la película funcione! ¿Irías a verla? Me gustaría
saber qué opinas de ella.
Robert
P.D: ¿Cuándo podremos charlar de nuevo? Se sintió
bien la última vez. Sólo espero tú señal.
Esa era buena pregunta, ¿cuándo estaría yo
dispuesta a hacerlo? ¿Podría mantener la distancia? ¿Evitar se diera cuenta
cuánto me había marcado el tiempo a su lado y su rechazo? Examiné mi espíritu
ante esas dudas y lo noté más sereno. Me alegré mucho de sentirme así luego de
tanto tiempo.
Con esa pequeña novedad en mi vida, vinieron
varias más. Poco a poco y sin darme cuenta, dejé de “salir” con “mis
caballeros”, ya no era tan divertido o necesario como antes. Algunos lo
entendieron y mantuvieron su amistad conmigo, otros, simplemente se sintieron
abandonados y se alejaron. Nadie de ellos me hirió. Esa era mí prerrogativa.
El film se estrenó a finales de Abril en
América y había promocionales por todos lados. En una de mis noches de
melancolía me quedé mirando un especial por televisión acerca del film
incluyendo entrevistas con el casting principal y el director. Ahí estaba Rob,
tan adorable como siempre, con esas expresiones suyas hablando de lo interesante
que había sido filmar esa historia y de sus maravillosas co-estrellas. Su
cabello estaba mucho más corto y de un color distinto, su apariencia muy
prolija. Cuando fue el turno de Reese, la estelar femenina, se deshizo en
halagos para con Robert cuando expresamente le preguntaron por él, llamándolo
“un adorable caballero” y un excelente compañero de trabajo, humilde, esforzado
y tímido, “…reservado en realidad…”, fue
la frase exacta que empleó. Me pregunté a qué se referiría en específico, pero
tenía una buena idea al respecto.
Me alegró saber que Robert se estaba abriendo
paso en su carrera. Esperaba de verdad el film fuese bueno y le ayudara a
seguir creciendo. Yo no podía desear otra cosa. Luego de haber leído su carta y
hablado con él en navidad, mi corazón estaba más tranquilo. Aún me preguntaba
en ocasiones qué habría pasado si me hubiese animado a contestarle desde un
inicio pero había bien que me había pasado de orgullosa con él y que yo misma
había construido mi presente. Y si era sincera, empezaba a sentirme a gusto con
él.
En la empresa había problemas de adaptación a
la era digital. El lanzamiento de las iPads un año antes había revolucionado
todo el mercado y los libros estaban siendo señalados como dinosaurios en vías
de extinción. Todos aquellos que amábamos la lectura no podíamos entender ésta
tendencia pero sabíamos que algo teníamos que hacer. Me mandaron en muchos
viajes tratando de involucrar a más clientes con nuestros productos y conocer
sus necesidades.
En éste trajín, me dieron un compañero
especialista en sistemas y desarrollo, Aarón. Él era quién se ocupaba de
instalar los softwares y ajustar los protocolos a las necesidades de cada
cliente. Era una persona interesante, muy inteligente, con la misma edad y gustos
musicales afines; pero de ahí en fuera, discutíamos por todo. Lo curioso fue
que luego de la adaptación a no estar sola y entenderlo mejor, las discusiones se
tornaron amenas, motivantes. Siempre me la pasaba bien a su lado cuando
cerrábamos el día de trabajo.
Como buen hombre, se me insinuó sin vergüenza
alguna pero como yo no estaba de humor para montarme ése lío encima, lo corté
en seco argumentando que acababa de salir de una relación agotadora y que no
estaba lista para volver a las andadas. Él respetó mi posición sin gran
alharaca; pero con tanto viaje, sabía que era cosa de que yo cediera un poco y
él estaría gustoso de compartir la cama conmigo. Mientras tanto, se convirtió
en un excelente amigo.
Mi recién encontrada estabilidad se vio
desbalanceada cuando una tarde, tomando café con Moka y hablando para no variar
de la saga y Robert, me soltó una bomba sin saberlo.
-Oye, ¿viste las escenas que se filtraron por
internet de la película?
-No… ¿Qué se ve?
-¡Uf! Pues obvio, se ve a Bella vampira y
algo del parto, ¡ah! ¡Y también unas escenotas de cama que dan gusto!
-¿Ah sí?
-¡Sí! ¡No sabes! ¡Ugh! ¡Cómo me encanta el
chico! Me encantaría tenerlo bien cerca y poderle decir, “…Señor Pattinson,
estoy completa y locamente enamorada de usted…”
Ambas soltamos una buena carcajada. Ella por
la falta de vergüenza en su comentario y yo por imaginarme qué pasaría si algún
día, en efecto, le pudiese yo presentar a Robert.
-¡Están comprometidos, sabes!
-¿Quiénes? –Dije mientras tomaba un sorbo-.
-Robert y Kristen.
-¿Qué? –Traté de controlar mi rostro y pasar
mi trago, en ambos sentidos.-
-Sí, ayer me metí a buscar noticias de la peli y me topé con una foto
donde ella trae un anillo que dice “Rob”, al parecer desde diciembre. Y no se
lo quita para nada pero tampoco suelta prenda al respecto. ¿Se habrán casado en
secreto? ¡Uf! ¡Qué romántico! ¡Ay! ¡Pero como la odio! ¡Si tan sólo ese hombre
supiera cuanto me gusta...! ¡Son unos pesados manteniendo todo en secreto! ¡Por
supuesto que están juntos! El mismo David Slade casi lo confirmó en los
comentarios del DVD.
Ya tenía la mandíbula trabada. No podía
creerlo, ¡¿qué?! ¡Un anillo! ¿Boda? Entonces recordé lo escrito en su mensaje
de invierno…
“…Estoy nervioso temiendo la reacción que vaya a tener cuando lo vea. No
te puedo contar nada más, pero si aún sigues informada de mí, te vas a enterar
tarde o temprano. Ojalá te alegres por mí…”
Cerré los ojos hundida en el silencio de mi
mente creando vívidas imágenes que mi locura no refrenaba. Lo vi ahí, en la sala
de la casa de sus padres, pidiéndole matrimonio a ella. Mi respiración se tornó
agitada y entrecortada, como si hubiese corrido un maratón.
-¿Nina? ¿Estás bien? Te ves rara.
Pestañeé asustada por la voz de Moka. Aquella
nausea que me acosaba cuando estaba verdaderamente estresada de angustia me
tomó por asalto y casi vomito ahí mismo.
-¡Nina! –Moka, se veía asustada de verdad-
¿Qué tienes?
-Me siento mal… Necesito irme a casa… Mi
estómago…
-Sí, sí… ¡como quieras! ¿Te llevo yo? ¿Puedes
manejar?
-¡No! No… Sí puedo… Pero… -se me vino otra
horcajada-, Lo siento Moka… Me tengo que ir.
Hice el ademán para buscar mi
cartera en el bolso, pero ella me cortó.
-Yo pago, no te preocupes. ¿Segura que
no me esperas para llevarte? Puedo volver luego por mi auto con mi novio.
-No… Ya… Es que… ¡Ugh!
Corrí al baño porque sabía que no iba a poder
controlarme.
Hacía mucho que no lloraba tanto como lo hice
esa noche en mi cuarto.
Para la mañana siguiente todo se veía
distinto. Ya estaba harta de él y de sus tonterías e incongruencias. Era hora
de ubicarme por completo en la realidad; empezando por ponerlo en su lugar.
------------------------------
Mmm… ¡Difícil!, difícil de intentar narrar en poco espacio
tantos eventos.
Lo estoy intentando.
Cariños: Sissy
P.D: ¿Qué por qué “Rolling Stones”? Ah, por una
vieja canción de ellos, “Old Habits Die Hard”. Y no, no es por Alfie, aunque…
viendo el video, no queda tan mal, ¿vedad?
Subtitulado para ustedes como cortesía de la casa.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario