CAPÍTULO
19
ACADEMIA
Nos preparamos para salir de ahí sólo cuando
el hambre por comida verdadera fue mucha como para ignorarla, pero la verdad me
aferré sin vergüenza alguna a su ofrecimiento de ducharme ahí y vestirme con
algo suyo. Me sentí muy extraña al aceptar un par de boxers nuevos que me entregó
sonriendo travieso; pero lo hice y me dejé sin brassiere, que estaba guardado junto a mis panties en un envoltorio
dentro de mi bolso de mano y tampoco me mortifiqué demasiado ya que a fin de
cuentas, no había algo que fuese escandaloso en mi delantera que su camiseta de
algodón gris en cuello “V” hiciera ver mal.
Aún reía frente al espejo pensando en lo
extrañamente cómodos que sus calzoncillos eran mientras que me ataba el pelo en
una coleta y deseaba en silencio traer algo más de maquillaje a mi disposición
que un labial y polvo. Al mirar sobre mi hombro vi como él me regresaba la
mirada sentado ya listo en el piso afuera del cuartito de baño y se fumaba otro
cigarrillo para matar un poco el hambre.
-Te ves bien así, -me dijo con una sonrisa
luego de exhalar una bocanada- con mi ropa. Casi me dan ganas de quitártela de
nuevo.
Yo reí juguetona a mi reflejo y le guiñé un
ojo desde ahí.
-Jamás saldríamos de aquí si haces eso y…
tengo hambre.
Él rió satisfecho ante algo que imaginó y
siguió fumando tranquilamente.
-Oye, tengo curiosidad, ¿por qué traías un
par nuevo de ropa interior en tu maleta?
Ahora sí que soltó una risilla traviesa mientras
sus dedos revoloteaban nerviosos sobre su boca.
-Es un viejo hábito que me pegó un amigo… -lo
miré intrigada y divertida a través del espejo- Bueno, es que… él me “instruyó”
una vez que cuando viajas nunca sabes cuándo vas a quedar con una chica linda y
que se pierden muchos puntos si tu ropa está rota o fea… - soltó una carcajada muy
contagiosa- Claro, no es que planeara nada en mi viaje, pero bueno… ya es una
costumbre.
-¡Ah! Okay… -encarné las cejas levemente
impactada y luego reí un poco- ¡Hombres…! -y él rió aún más fuerte medio
ruborizado por soltar un detalle tan privado conmigo-.
-Puedes conservarlo si quieres, aunque no me
molestaría me lo devolvieses; es decir, no lo enmarcaría entre dos cristales
con tu foto, pero… -se encogió de hombros con un guiño socarrón-, sí que me gustaría
usarlos luego…
-¡Robert Thomas Pattinson! ¡Eres fetichista! -lo acusé con bastante
sorna y a voz en cuello-.
Él cayó de costado sobre el piso en un ataque
de risa sin hacer mucho intento por defenderse mientras tosía casi ahogado con
la bocanada de humo y la carcajada.
“Toma
eso Kristen”, pensé mientras lo imaginaba usando la misma prenda que yo
traía en ése momento cuando estuviese con ella y reí efervescentemente.
-Ya… ten por seguro que te los devuelvo,
“cariño” -dije burlona mientras me miré por última vez al espejo y salí del
baño-.
Paramos en casa de mi hermano para recoger
las llaves del auto y enfilamos rumbo al merendero que habíamos visitado en
días anteriores confiadamente. Comimos a gusto mientras conversamos de nuestras
vidas reales y los planes a corto plazo de cada uno; y eso sí, aunque
procuramos ser discretos en el tono de nuestra relación, la camaradería de
siempre fue un poco más física e íntima sin poder evitarlo.
Una vez fuera del lugar decidimos dejar el
auto donde estaba y tomar el trolley rumbo a la playa cercana
al “Gaslamp Quarter”, el distrito donde
estaba el club de la noche anterior y un montón de lugares donde sentarnos
luego a tomar un café o una cerveza más tarde si es que nadie lo reconociese.
El viaje no tomó más de quince minutos y al bajarnos
frente al Convention Center,
donde optamos por ir al paseo de la playa y sentarnos por ahí a conversar…
-Y entonces, ¿qué tan atrevidos han sido tus
alumnos de la universidad Nin? -me preguntó con una sonrisa-.
-Mmm… Nada importante… -Y sonreí de un modo
que no coincidió con mis palabras; mi mirada se perdida en el ameno recuerdo.-
Él elevó una ceja divertido ante mi
reveladora expresión.
-¿Ah, sí? ¿Y por qué te sonrojas…? “Cariño.”
Solté una risilla algo avergonzada ante mi
delator gesto. Él volvió a reír de buena gana.
-No, en serio… No fue nada…-sus ojos se
clavaban sarcásticos y burlones sobre mi rostro- ¡No! ¡Bueno, si…! Hubo un
chico muy dulce, Emilio; era un buen estudiante y con un estupendo sentido de
la música.
-¿Y?
-¡Argh! ¡Metiche! -le sostuve la mirada sólo
un poco incómoda por un momento, a lo cuál la suya se volvió más aguda.- No
pasó nada, es sólo que… fue durante el tiempo en que había terminado con
Imanol. Estaba destrozada por dentro, hueca; y aunque mis amigas intentaban de
todas maneras levantarme el ánimo, no lo lograban, -reacomodé mi peso sin
notarlo sobre la banca-. ¡En fin! Una
noche que salí con una de ellas me topé con éste chico, del último año de carrera y no se bien como,
pero empezamos a charlar. Yo noté de inmediato que le atraía bastante pero no
quise hacer caso y me limité a charlar de música con él, lo cuál fue
divertido... ¡muy divertido de hecho! Y bueno, de ahí en adelante a él se le ocurrió
aparecerse con cualquier pretexto por mi oficina y salón.
-¿Y tú, qué hiciste? ¿Lo sedujiste como a mí?
-rió de nuevo, pero esta vez con mala intención y no tan gracioso-.
-¡Óyeme, no! El mano larga siempre has sido tú…
¡besucón! Y no le busques, porque tengo mucha tela de dónde cortar contigo
Robert!
-Esta bien, está bien… Discúlpame… Sígueme
contando.
-Ya te lo dije, no hay mucho que hablar. Lo
que no lograron mis amigas, lo hizo Emi con su alegría y franqueza -sonreí con
cariño al decir su nombre-. Aunque no me invitaba directamente a salir, casualmente
dejaba caer comentarios sobre conciertos y presentaciones de bandas en los
clubes que me gustaba frecuentar y bueno, lo cierto es que siempre nos veíamos
en ése tipo de eventos y me la pasaba genial a su lado, porque aunque era medio
niño por su edad, también era encantador y sus atenciones me halagaron mucho.
Para éste punto de la confesión Robert había
perdido un poco la sonrisa y buscaba su arrugado paquete de cigarrillos. Yo lo
miré, irritada por su mal hábito de fumar pero opté por no hacerle comentario
al respecto.
-Bueno, ¿y qué pasó con éste tal Emilio? ¿Lo
sigues viendo?
Hice un gesto elocuente con los labios
mientras negaba con la cabeza.
-No, él consiguió una beca para su maestría
en otra ciudad poco después de graduarse; aún tengo contacto ocasional con él
por e-mail, pero nada más. La verdad es que, se sintió un poco cuando lo paré
en seco luego de que en una de esas ocasiones me besó sin mi consentimiento… -Rob,
exhaló humo hacia un costado elevando las cejas intrigado mientras que yo
torcía la boca al recordar el suceso-.
-¿Aún era tu alumno?
-¡No! Es decir, aún no se graduaba, pero no
era mi alumno… Y bueno, acepté mi culpa con él, por darle ideas equivocadas. Traté
de hacerle entender que mi trabajo se podría ver afectado por algo así y que yo
no le quería a él de ése modo… Sólo, bueno, él sólo fue mi bastón emocional. Si
nos vamos a comparativas, algo así como mi “Jacob”.
Rob le dio al cigarro como si se desquitara
con él.
-¡Mujeres! ¡Qué mal hábito tienen algunas de
hacernos polvo para sentirse mejor!
-¡Oye! ¡No te estés proyectando con mis
cosas!
Sonrió felinamente entre el humo y no contestó
de inmediato.
-Algo hay de eso… A veces creo que soy un
blandengue, y me enamorado demasiado… ¡Y con lo celoso que soy…! ¡No tienes
idea de las tonterías que hice cuando era sólo un crío! Una vez, incluso pasé
la noche en la perrera afuera de la casa de mi ex-novia esperando por verle con
otro… Era bastante idiota entonces.
-Sí, ya había notado lo de los celos…. Y no
me gusta eso de ti.
Me vio de reojo y finalmente se le limpió la
sonrisa con algo de vergüenza.
-No eres la única… Y bueno, disculpa la
interrupción… ¿Qué pasó luego?
-Mmmm… pues que Emilio insistió e insistió,
pero a mí me vino un balde de agua helada con aquél beso y me remordió la conciencia
en muchos sentidos. Al final él comprendió que la situación era muy peliaguda
para mí y aunque quiso buscarme más adelante, yo me alejé.
-¿No crees que te hayas equivocado? Es decir,
parece que su recuerdo te hace sonreír mucho.
Yo conocía bien la respuesta a esa pregunta,
porque ni siquiera había tenido que meditarla mucho un par de años y me fue fácil responder.
-No, para nada. Entiéndeme; además de todo, aunque
sólo era un poco menor que yo, se sentía en muchas cosas esa diferencia. Nunca le
vi como algo serio, sino como un amigo que me alegraba mucho.
Volvió a darle duro al cigarrillo mientras
respondía a mi afirmación.
-¿Y… has tenido más amigos especiales?
¿Aparte de él y de mí, claro…?
Me giré hacia él sorprendida y consternada
porque él se sintiera incluido en esa categoría.
-¿De qué hablas? Tú no eres lo mismo. Esto…-y
señalé al espacio entre nosotros varias veces- lo que tenemos, no es para nada
así. No puedo creer que estés pensando eso. ¡Apenas acabamos de hablar de ello
ésta mañana y ya estás torciendo las cosas!
-Hum, es que el paralelismo es bastante
similar. Los dos somos menores que tú y los dos somos tu paliativo para con
Imanol. Ese tipo parece que te ha fregado bastante y tú sigues aferrada a él.
-No es así, y tú lo sabes Robert. No eres
como Emi, no te siento como a Emi.
-¿Ah, sí? ¿Y qué sientes por mí?
Me encogí instintivamente, la pregunta era
demasiado íntima, demasiado comprometedora; aún para nuestro acuerdo. Él lo
percibió también y replegó los labios conteniendo el aire un momento mientras
que desvió la mirada hacia el horizonte de la playa. Contesté muy
cuidadosamente y con mucha edición.
-Ya debes saber que te quiero; que te aprecio
mucho y que has sido un torbellino inesperado en mi vida… Soy feliz contigo,
pero estás muy lejos…
-¿Y si no estuviese lejos? ¿Y si tu trabajo
estuviera aquí?
-Tienes novia, ¿recuerdas?
Sus cejas se juntaron al centro un instante,
meditativo.
-Sí, pero… bueno… Muchas cosas podrían
suceder… Quizá yo podría ayudarte a encontrar algo que hacer por acá y… tu
hermano vive aquí…. La vida cambia… Quizá mi carrera se acabe en unos años y
luego ¿qué? Quiero cosas reales en mi vida, quiero disfrutar de mis logros con
gente real.
-Por ahora, el hecho de ser tu amiga no me
excluye de esa opción. Yo también te quiero en mi vida, pero no quiero hacer
nada apresurado, sino porque se sienta bien.
Suspiró mientras terminaba de fumar.
-Eres demasiado densa a veces Nina, si yo no
me hubiese arriesgado, no estaría aquí ahora… Jamás hubiera salido de ese
departamento en Londres.
-No todos somos tan decididos Rob, no quiero
que te incomodes, pero si interpreto bien lo que estás diciendo tú quieres que
deje todo allá, en casa. Y que me la juegue en un país donde ni siquiera
validarían mis credenciales académicas por una posibilidad con alguien que
tiene pareja.
-Tú también tienes a alguien y eso no nos
impidió que hiciéramos lo que hicimos. Créeme Nin, no estaría diciéndote esto
si no lo sintiera. Aquí hay algo, y tú te marchas en dos días y yo odio la
presión que eso me hace sentir. Yo soy así, yo no soy Emi o Imanol; yo hago las
cosas a mi modo y si la arruino no me arrepiento, porque al menos me la jugué.
Seré tímido, pero también puedo ser insoportable cuando quiero algo. Me
gustaría mucho que te quedases, que pudiéramos ver a dónde nos lleva esto.
Lo miré muda de impresión, sintiendo como el
peso de sus palabras se hundía en mí. ¿Acaso podría hacer lo que me pedía?
¿Podría yo simplemente dejar mi trabajo, mi familia, mi vida, para lanzarme a la
posibilidad de algo más con él?
-Entonces, Nin… ¿Qué piensas?
-Yo… -tragué saliva aún en blanco-, no lo sé…
Soy muy distinta a ti en ese sentido, soy planeadora, me gusta dar pasos
certeros. Es decir, sí, me gustas mucho, claro que quisiera ver si podemos ser
algo más que amigos pero, ¡hay tantas
cosas!
-Vamos Nina, piénsalo. Allá, ¿qué te espera?
Un tipo que te ha usado y lastimado por años so pretexto de amarte, un trabajo
que puedes encontrar en otra parte, amigos que no van a dejar de serlo si los
dejas de ver por un tiempo. Tu familia siempre estará contigo… ¡Vamos! Me estoy
masacrando aquí y me está agobiando que no respondas a ello.
Me sentí abrumada por el apremio que él me
pedía, yo no era así, ya no era así de soñadora e ingenua.
-¿Te sentirías mal si te pido me des un poco
de tiempo para pensarlo? No es cualquier cosa lo que me estás planteando.
-Vamos, anímate, incluso… no sé… podrías
tomar algunos cursos para tu carrera acá en California, así no tendrías
problemas con la visa y seguro en tu trabajo lo verían bien. Sé que si pido
algunos favores algo podría conseguir.
El corazón se me agitó en el pecho tremendamente
y no pude controlar el cosquilleo que empezaba a inquietar todo mi cuerpo…
¿sería posible? ¿Acaso aquello podría funcionar? Tenía tantas ganas de creerlo
que una risa nerviosa amenazaba con escapárseme de los labios.
-Déjame pensarlo Robert, -le dije más ligera
mirando a sus brillantes ojos- Aún así, tendría que plantearlo en mi oficina y
supongo que mi familia no lo verían mal… Pero Arturo, no se si él podría
tenerme de inquilina por mucho tiempo. La verdad es que es un milagro que no
nos hayamos peleado aún, él y yo nunca nos hemos llevado muy bien que digamos.
Necesitaría un ingreso para pagar mis gastos… pero algunas becas dan algo de
apoyo financiero, claro…aunque son de lo más solicitadas yo soy la que maneja
la oficina de enlaces académicos…
-Oye, yo sé que podría ayudarte con eso, te
lo digo; no suelo pedir favores, pero seguramente encontraría la manera de que
tuvieras un trabajo con alguien de los estudios… Y si tu hermano y tú se
pelearan… Bueno, yo necesito un lugar fijo dónde llegar en Los Ángeles cuando
tengo tiempo libre y alguien que cuide del departamento en mi ausencia.
Lo miré incrédula y feliz, quizá aquello
fuese más sencillo de lo que parecía.
-No te estoy pidiendo que te vengas a vivir
conmigo, pero podríamos ser algo así como
roommates si te
funciona…
¡Dios mío! ¡Dios mío! ¡Dios mío! ¡Esto estaba
de locos! Y lo mejor de todo, es que no sonaba tan inverosímil. Ahora sí que
sonreí ampliamente y sentí deseos de lanzarme a sus brazos y besarlo, pero me
conformé con sólo soltar la carcajada nerviosa
y aferrar mis dedos a la banca.
-¡Ves! Ya lo estás sintiendo, ¿verdad? Todo
es posible Nin.
-Okay… Okay… Tienes razón, pero aún así
necesito ver muchas cosas. ¿Estas seguro de que no te arrepentirás luego de
todo lo que me estás proponiendo?
Sacudió la cabeza alegremente.
-Me arrepentiría si no te hubiera dicho esto,
me estaba corroyendo por dentro la idea de no volverte a ver… De que te dejaras
alejar por tus cosas, por ese imbécil de Imanol. ¿Te quedas, verdad?
-Robert, tengo que volver a casa, nada de
esos trámites se pueden hacer por teléfono o e-mail, ¿lo sabes, no?
Es sonrió bobamente.
-Claro, pero… seguro no tardarías mucho,
quizá un mes o poco más. Yo empiezo con los ensayos en quince días y la
filmación suele durar un poco más de dos meses… pero aún así podríamos vernos
pronto. Quizá ambos tendríamos todo resuelto para Octubre o Noviembre.
Al mencionar la película de inmediato pensé
en Kristen, pero al parecer él no captó ése detalle pues se veía feliz, así que
lo dejé pasar con un encogimiento de hombros involuntario. Si él no la
encontraba un obstáculo, quizá era porque en realidad no lo era. Sonreí con más
ganas.
-Sólo recuerda que mi vida no es así de
agradable como lo ha sido estos días, se parece más a aquella vez en que me
rescataste de la lavandería… ¡Y los paparazzi…! ¡Son odiosos! Pero si somos
discretos, podríamos manejarlo. Bueno… No pensemos en eso aún, nos
preocuparemos cuando suceda.
Empecé a reír contagiosamente al oírle hacer
tantos planes, me parecía increíble verme en ese escenario, pero quizá… Quizá
sí… Él se unió a mis risas.
-Parece que lo tienes todo resuelto.
La sonrisa se le volvió a expander por todo
el rostro mientras se sujetaba fuertemente las hebillas de su pantalón y soltó
la risa alegre y algo avergonzada al mismo tiempo.
-No, en realidad no, pero me gusta
jugármelas… Creo que esta vez la gané, ¿no? -y me miró con la sonrisa torcida y
algo gacha al encogerse un poco sobre sí-.
-No des por sentado nada… Sólo son planes.
-Pero te gustaron tanto como a mí… -y rió
contagiosamente de nuevo mientras yo sentía como el sonrojo me subía a la cara
avergonzada de lo fácil que me había convencido de dejar todo atrás por él.
Darme cuenta de ello me incomodó, no me gustaba que me tomaran como algo seguro;
nadie-.
-Mira, mejor cambiemos de tema, cuando las
cosas se hablan demasiado a veces se arruinan, ¿sí?
-Pesimista.
-Nah…
-Está bien, está bien… Sólo que por favor, no
me vayas a hacer desnudarme de nuevo para convencerte.
La mandíbula se me cayó un instante antes de
explotar en risas juntos.
-Mmm… Tú también eres muy maleable.
-¡Je! Es que el buen sexo suele ser la debilidad
de los hombres…
-¡Vulgar!
Reímos un buen rato antes de que la alegría
que me corría por todo el cuerpo no me permitiera seguir sentada y lo invité a
dar una caminata.
- Y bueno, cuéntame; tú, ¿por qué dejaste la
escuela? ¿No pensaste nuca en retomarla de alguna forma?
Me miró sorprendido, como si nunca hubiese
meditado eso antes.
-Bueno, la verdad es que pasé muy malos ratos
en el colegio cuando era un adolescente… Se metían mucho conmigo por lo de mis
primeros trabajos como modelo… Pasé mucho tiempo enredado en peleas con varios
abusivos, una de ellas me dejó la nariz rota como la tengo ahora -y se la
señaló para remarcar el desagradable recuerdo-. Mis hermanas fueron de mucha
ayuda en esos años y mis padres también. Yo sabía que quería estar en el club
de drama y actuar, era liberador y divertido… excepto cuando terminaba golpeado
por varios chicos en los jardines de los edificios. Eventualmente, luego de un
par de cambios de escuelas y uno que otro trabajo en pequeñas obras y un film,
lo dejé al lograr el papel de Cedric. Fue difícil en casa, y terminé por irme a
vivir con amigos… Lissy, mi hermana era quién más ánimos me dio en aquellos
días… Creo que enrolarme en una universidad era la última de mis posibilidades
mientras vivía así.
-¡Wow! Sí supongo que sí. Y me imagino que
ahora no hay ni tiempo de pensar en ello, ¿no?
-No… Ya ves, justo ahora estoy eligiendo
entre guiones para un film después de Eclipse y a mi agente le siguen llegando
muchos; aunque la verdad, los buenos escasean.
-¿Se te dificulta más ahora que antes
encontrar películas en que trabajar?
-Sí, porque antes era un desconocido y no
tenían imágenes preconcebidas de mí. Le debo mucho a Edward Cullen, pero
también él me debe a mí ahora. Hay varios directores que ni siquiera me miran
en serio cuando mi agente los contacta… Es difícil… Por eso sé que tengo que
elegir muy bien los roles que me vengan de aquí en adelante.
Seguimos paseando por la playa por un largo
rato, charlando de muchas más cosas. La idea de la universidad le espinó un
poco, porque más tarde mencionó que aunque no estudiara, le encantaba leer y
que así se mantenía al día y trataba de “educarse” de un modo informal. A mí me
hizo gracia escuchar su meditación y luego de hablar de libros y más, nos
subimos de vuelta al trolley en busca del auto para volver a casa; Arturo ya me
había mandado un par de mensajes bastante secos al teléfono mobil. Yo traía
mucho en mente, pero de momento, lo primero que tenía que enfrentar era a mi
hermano y su genio…
-----------------------
¡Puff! Me
sorprende mucho a mí misma como de repente éstos dos hacen cosas que yo no me esperaba.
Nin, ¡Anímate! La vida es corta.
Cariños: Sissy
P.D: ¡AH! Si
alguien tiene dudas aún… NO. El cuento corto “Deliz” es independiente de esto.
Sólo fue cosa de inspiración.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario