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19 de junio de 2013

Cap. 2 - EL QUIÉN

CAPÍTULO 2 

 EL QUIÉN

Nadie sabe como es
Ser el hombre malo
Ser el hombre triste
Detrás de unos ojos azules
Y nadie sabe
Cómo es ser odiado
Estar destinado, a decir sólo mentiras.
 ----
 Pero mis sueños no están vacíos
Como mi consciencia parece estarlo
Tengo horas, solamente solo
Mi amor es venganza
Que nunca es libre.
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Nadie sabe cómo es
Sentir éstos sentimientos.
..


BEHIND  BLUE  EYES
Ver. Original de  "The Who"
Cover por "Limp Bizkit" 


Sábado, día de aseo. La pesada cubeta de ropa sucia y detergentes se vaciaba de a poco en las tres rondas que tuvo por delante a lo largo de la mañana. Elise realizó luego una limpieza a profundidad de su departamento; entre semana parecía que nunca había suficiente tiempo para ello y a veces el lugar no era apto para visitas, pero ése día estaba determinada a dejarlo impecable.


Mientras se dedicaba a todo ello se atrapó varias veces recordando a Edward. Esos ojos tan pálidos la absorbían y dejaban completamente aturdida por ratos. ¡Eran tan profundos en su claridad! A ratos los visualizaba como transparentes lagunas increíblemente profundas, en donde era casi magnético el deseo de lanzarse y hundirse en ellos. Seguramente sería muy fácil ahogarse en su liquidez y morir con una sonrisa en los labios sabiendo que nunca más saldría de ahí…


¿¡Pero qué rayos estaba diciendo!? Y sacudió su cabeza, atónita por la tontería que acababa de elaborar. ¡Por Dios! ¡Qué boba! ¿Cómo era posible que estuviera perdiendo la cabeza de ese modo? Era un completo desconocido… Y aún así, todo su cuerpo palpitaba nervioso por volver a verlo.


Detuvo por completo toda su actividad, ¿y si se dedicaba a intentar topárselo, por casualidad, toda la tarde? Quizá por la noche, en el Rêve…Y soltó una risa traviesa… -Elise, no tienes compromiso con nadie, ¿quién podría reprocharte la ocurrencia? - Se dijo a sí misma volviendo a sonreír. Bastó sólo ese cuestionamiento para coincidir que era una estupenda idea y retomar el aseo, mientras planeaba qué ponerse para lucir fabulosa sin delatarse.


Entrada la tarde, Elise dejaba su sedán en el tercer nivel del estacionamiento del hotel donde trabajaba, como le habían indicado al entrar. Luego de comprar un café y ajustar la selección de música en su reproductor, se lanzó en la pesquisa del hombre con los ojos que la perturbaban, sin éxito. Había sido como buscar una aguja en un pajar… -¿Por qué rayos imaginé que sería tan simple? ¡Como si él también estuviese deseado volver a verme! ¡Tonta!-, se dijo a sí misma. Más tarde, cenó algo donde algunos amigos y un poco después de las diez de la noche junto con ellos y algo desmotivada, se dirigió a su último recurso; el Rêve.


En skinny jeans, modernos botines y una camiseta con la imagen de una banda de rock inglesa bajo la chaqueta oscura lucía muy llamativa mientras andaba con el grupo por las calles de la zona turística. Aunque reía de las bromas y la amena conversación con sus amigos decidió que estaría con ellos un rato solamente; la verdad era que seguía sintiéndose notablemente cansada y si Edward no aparecía, se marcharía temprano. Se alegró de haber traído su auto, no tenía ganas de beber de más y tener que pagar por un muy caro taxi al salir del bar para llegar hasta su lejano domicilio…


Nuevamente Elise, fue completamente inconsciente de estar siendo vigilada. 


En cuanto el sol se había ocultado, él había sucumbido a la tentación de averiguar su paradero. La esencia que había absorbido y memorizado la noche anterior no estaba tan disuelta para cuando se acercó a la vivienda, y no le fue tan difícil seguirla a través de la ciudad a paso veloz.


Incluso con su atención bien puesta sobre de ella, prefería mantenerse lejos. No había decidido aún si era buena idea llegar a conocer mejor a la chica. Aunque, en realidad, no debería importarle hacer esa elección.


Suspiró por pura costumbre, más que por necesidad, al contemplar las posibilidades que aquello implicaba. Hacía mucho que nada quebrantaba su autocontrol y comenzaba a arrepentirse de estar ahí, pero al mismo tiempo no dejaba de preguntarse por qué había llegado a esa ciudad. Mientras avanzaba tras ella, contempló los hechos de lo experimentado el día anterior. El breve lapso que había compartido con Elise había sido extraño, tanto por lo cómodo que en realidad sí se había sentido junto a ella, como por los perturbadores recuerdos que lo habían arremetido a través de su compañía.


¡Vaya! ¡Al parecer, el pasado amenazaba con revivir, y eso era absurdo además de inadecuado! Pensó con irritado desconcierto mientras seguía su marcha. Él, mejor que nadie, sabía que lo muerto no regresaba para buscarte… Repentinamente, sonrió con sarcasmo. -Bueno, siempre existen las excepciones que deambulan por ahí…- Y riendo por lo bajo, retomó el rastro en el aire, mezclándose con otros aromas.


La chica Elise se notaba pálida bajo el rubor provocado por la caminata. -¿Acaso no habría dormido bien…?- Se cuestionó preocupado al mirarla. -¡Oh! ¡¿Qué diablos te importa?!- Se replicó con molestia; y aumentó la distancia respecto a ella a propósito.


-Estas siendo un imbécil, -se dijo a sí mismo- harías mejor en no saber más de la chica; eso no es necesario… Además…  –Bajó la translúcida mirada y enfocó algo en su mente que amenazaba con volver a sobrepasar la neblina con que la cubría voluntariamente y se retorció, nervioso.


Él monstruo tenía sus propios fantasmas, pensó con ironía, aunque siempre sabía mantenerlos a raya…


 ¿Por qué era que desde que había tocado a Elise la noche anterior, éstos estaban clamando por su atención? Unos ojos marrón chocolate lo miraban fijamente desde su mente con dolorosa decepción en el rostro… Bella… Sólo pensar en su nombre lo lastimaba aún, a pesar del tiempo pasado… -¡Basta!- Le gritó violentamente a su voz interna; y voluntariamente escogió volver a centrar su atención en la estela aromática que perseguía. Hizo una profunda inhalación, y cerró de golpe esa parte de su pensamiento mientras retomaba la marcha.


El Rêve estaba pronto a ponerse muy ruidoso para cuando llegaron ahí, y luego de una breve espera, le permitieron ingresar al pequeño grupo. En cuanto entraron, Elise escudriñó el lugar cuanto pudo, buscándole de nuevo; infructuosamente… -Quizá llegue más tarde…-, pensó esperanzada y se sentó junto a los demás mientras ordenaban sus primeras bebidas.


Colgando de la puerta del club, terminó de percibirse su fresco aroma para él.


En la calle y fuera de visibilidad, Edward detuvo su paso abruptamente, pareciendo convertirse en parte del edificio contra el cual se había recargado. Podía percibir las vibraciones de la música provenientes del club hasta donde estaba y le preocupó nuevamente internarse en un lugar cerrado y lleno de tantos estímulos para seguirla. Los humanos alteraban voluntariamente su conciencia en esos sitios; pero para alguien como él, no tener absoluto control sobre sus acciones bajo esas condiciones, era completa y terriblemente peligroso. 


Estaba bien alimentado y era lo suficientemente viejo como para tener un accidente, pero lo que la chica Elise estaba removiendo en su dominio, podría jugarle en su contra. Quizá sería una muy mala idea adentrarse ahí… 


Y así, tan quieto como  estaba, trató de concentrarse en algo tan imposible, como era el aislar un único latido entre una multitud de sonidos. 


Más de una hora pasó para él sin percibirla, tan insignificante le era el tiempo; pero adentro del bar, una Elise removía los hombros con molestia. 


¿Por qué estaba tan de mal humor? Se preguntó ella; si Edward no había aparecido no debería afectarla tanto. Saberse tan decepcionada por esa ausencia la desconcertó completamente. Ella no era así, siempre se esforzaba en ver el lado positivo de la vida y siempre terminaba lográndolo; pero esta vez, simplemente no podía quitarse el sentimiento de encima.


Haciendo un nuevo intento por reanimarse, Elise sonrió a sus amigos y se levantó para ir a la barra en busca de otra copa. Cuando empezó a andar, notó que se sentía mareada. ¿Acaso se le había subido el alcohol tan rápidamente? Sólo había tomado un par de bebidas… -Meditó mientras caminaba con paso incierto.- Quizá era una mala idea tomar algo más.


Se recargó sobre la larga barra aún escudriñando su sistema mientras esperaba que el ocupado barman le pusiera atención; e intentó una vez más localizar la despeinada y broncínea cabellera entre la gente. En vez de eso, descubrió al final de la barra a Lucca besando, demasiado apasionadamente, a la chica rubia.


Elise pestañeó varias veces ante la imagen con incredulidad. ¿¡Cómo?! 


Ricitos de Oro reía seductivamente cuando terminó el beso y entre coquetas risas y batir de pestañas se acercó a él y le lamió el lóbulo lentamente con poca discreción. Lucca se estremeció al acto y se lanzó a besarla de nuevo mientras la apresaba contra el respaldo de modo muy posesivo. A nadie parecía importarle que esos dos parecían haberse olvidado donde estaban y que quizá deberían buscarse una habitación, pero a Elise, la impresión le provocó un golpe de nausea tan repentino, que casi la hizo vomitar ahí mismo.


Respirando dificultosamente y aferrada al borde, trató de controlarse. ¿Qué estaba pasándole? El mareo era peor aún que cuando había caminado y una sensación de debilidad  la invadió agresivamente. Era un malestar similar a la descompensación producida cuando no te alimentas en demasiado tiempo y el agobio se volvió tan fuerte, que el viciado aire del lugar le provocó aún  más asco. Necesitaba salir de ahí, respirar aire puro, y haciendo un gran esfuerzo; se encaminó hacia la puerta más cercana sin siquiera intentar avisarle a sus amigos lo que sucedía.


Afuera, el aire fresco no fue de ayuda como lo esperaba. Todo su cuerpo le estaba diciendo que algo estaba mal y llena de pánico sintió que iba a desmayarse ahí mismo, sola.


Su instinto de supervivencia reaccionó de golpe y gracias a ello logró aferrarse a la idea de no caer en una situación tan peligrosa. Se recargó en la pared y se deslizó bruscamente contra el piso con las rodillas flexionadas, mientras que ponía la cabeza entre las piernas, tratando de controlarse a pesar de sentir como temblaba incontrolablemente por el esfuerzo. 


En medio del desfallecimiento que experimentaba, repentinamente unas manos se le acercaron al rostro, tomándola por la barbilla. La fría temperatura de éstas, logró conectarse con su conciencia.


-¡Elise! ¿Estás bien? ¿Qué te sucede?


El aturdimiento le impidió contestar con coherencia, los labios no obedecían a su mente y todo lo que salió de ellos fueron palabras a medias. 


En un instante, sintió que ya no estaba en el suelo. La habían levantado en vilo y la estaban reacomodando de un modo más confortable en una banca de la calle, no tan cercana al sitio donde ella había llegado inicialmente; algo de lo que no se dio cuenta hasta mucho después.

Las manos frías seguían sosteniéndole la cabeza, ayudándole con esa misma temperatura, a recuperase del colapso poco a poco. Cuando por fin pudo hablar murmuró un agradecimiento, consciente ya, de quién era su salvador.


-Gra…cias, Ed…ward…


-Dime qué tienes Elise, ¿bebiste de más? ¿Quieres ir a un hospital?


-No… ¡No! –la vergüenza la invadió; ¿acaso parecía que estaba borracha? ¡Dios! Y trató de mirarlo, compungida, en su desorientación.- No, sé, que, es… Me, he sentido, rara, todo el día… No, bebí, tanto…


Su expresión de niña perdida lo tomó por sorpresa. Olía a alcohol,  tabaco y sudor; y en general, todo su cuerpo emanaba aromas desagradables impregnados en ella por demasiadas personas y cosas del lugar donde había estado metida… Pero efectivamente, al poner más atención, comprobó que su aliento confirmaba que no había sido un exceso, o algo más, lo que la había puesto así. Entonces… ¿qué era?


-Tranquila, respira profundamente… ¿En verdad no quieres que te lleve a la clínica?


-No… No… Dame, tiempo, creo que, ya, está pasando…


Edward asintió a modo de respuesta, pero se preocupó  por los erráticos latidos que escuchaba; su corazón estaba luchando por regular la sangre en su interior y eso no era normal. Guardó silencio para no alterarla y siguió sosteniéndola con el mayor cuidado que le fue posible. Los humanos eran muy frágiles…


Unos cuantos minutos después y varias pesadas exhalaciones, Elise sintió que por fin comenzaba a recuperar el control y se reacomodó con bastante vergüenza, en el necesario apoyo que le ofrecían.


-Ya, estoy mejor, Edward… Muchas gracias…-E intentó separarse de él para enderezarse en su abrazo con cuidado.- No tienes idea, lo agradecida que estoy, de que hayas aparecido, justo en el momento que necesitaba ayuda… En verdad temí, que, no iba a poder controlarme.


-Ni lo menciones, por favor. Dime que sucedió, ¿por qué te pusiste así? ¿Acaso alguien intentó lastimarte?


-¡No! ¡Por Dios, no! Estoy aquí con unos amigos, sólo que, de repente, al ponerme de pie, me sentí mal… Y bueno, luego, vi algo que, creo me provocó todo esto… No me lo explico, de otra manera…


-¿Qué viste? –Su voz sonaba dura, preocupada. Tanto, que a Elise le dio vergüenza admitir que quizá todo ese drama vivido había sido por la impresión de toparse a Lucca completamente feliz con otra…. ¿En verdad había sido eso lo que había sido? ¿Tan ignorante era ella de cuanto le importaba su ex en realidad? No… ¿O sí?


-¿Elise? –Volvió a interrogarla firmemente.-


-Bueno… Es que no lo sé… No creo que…


-Estás segura conmigo Elise, puedes decírmelo…


La promesa salió sin pensarla, y mientras terminaba la frase dirigida hacia ella, se sorprendió por la misma. Su pensamiento, tan veloz, lo miró completamente incuestionable de la afirmación. Y no le quedó más remedio a Edward que aceptar que cualquier ulterior intención de alimentarse de la chica, estaba absolutamente negada para ese momento.


Mientras que él mantenía todo ese diálogo interno, Elise se ruborizó completamente al caer finalmente en la cuenta del escenario en el que se encontraba. Desvalida, rescatada por el adonis que había buscado toda la noche y a punto de decirle que su ex-novio la había vuelto arcilla nada más mirarlo… Y se sintió aún más apenada.


-No… Preferiría pedirte que, por el momento, me concedieras la duda. Yo… Sólo quiero agradecerte, de verdad, el ayudarme…


Sus ojos buscaron los de él automáticamente, en un gesto de honestidad; pero al hallarlos, perdió el habla nuevamente. Él simplemente estaba, perfecto, en toda su desordenada apariencia. El pelo leonino revuelto, cayendo sobre el rostro rebeldemente; mientras que las magníficas y pálidas facciones mostraban que era demasiado hermoso, como para creer que fuese real.

¡Y los ojos…! Los pálidos ojos le hablaban en cientos de idiomas, todos ellos atrayentes, como un conjuro imposible de eludir.


-¿Elise? -La había deslumbrado. Ella estaba bajo el encanto del depredador. Una presa fácil… Pero no, no iba a hacerlo. Ya no.- Elise, respira…


Ella captó la última palabra y obedeció, consciente de que esta vez, el aturdimiento no era una cuestión de malestar físico; sino de hormonas. El rubor sólo se incrementó hasta el punto de lo absurdo… Y él sonrió torcidamente al captar eso… O, al menos, eso creyó ella. Una risa abochornada y nerviosa se le escapó a Elise, pillada como adolescente embobada. Hubiese sido inútil negar el porqué la cubría el color borgoña de arriba abajo, así que se encogió de hombros, y aceptó calladamente su culpa.







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Dejemos hasta aquí éste segundo encuentro.  No sé por dónde las esté guiando su intuición al leer esto, pero nuevamente les recuerdo que éste, no es un cuento romántico; al menos, no como lo fue Twilight. Ésta, es una historia dentro de otra historia, ambas tristes, una más imposible que la otra.

Aviso de antemano, que no habrá hombres lobo, ni Vulturis, ni pelirrojas psicópatas. Sólo Edward, y lo que en mi imaginación, hay detrás de sus ojos.

Cariños: Sissy
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* Capítulo terminado el 14 de Mayo del 2013. Publicado a finales del mismo mes.










2 comentarios:

  1. Sissyyyyyyyyyy!!!! Please!!!!! Deja un adelanto del capi 3, me encanto esta nueva historia y me deja con muchas ganas de seguir leyendo :D pasa por mi blog www.amanecersoloelcomienzo.blogspot.com

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  2. hola Sissy me apunte en tu blog y solo paso para reiterarte que me encantan tus historias y sigo a la espera del 3 capitulo de tu nueva historia estoy super intrigada por ver que pasara me encantan tus historias claro te leo en el blog de Coka pero no esta de mas pasar por aqui el fondo que tienes me gusta esa foto de Rob esta super bien saludines y cuidate mucho

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