Seguidores

30 de octubre de 2011

Mi Secreto Capítulo 13: Lo que Traiga el Día







Capítulo 13

LO QUE TRAIGA EL DÍA



A pesar de estar desvelada, la emoción de los recuerdos de la noche anterior no me impidieron levantarme como resorte cuando sonó mi alarma; y aunque íbamos a salir a trotar, quise darme un duchazo para quitarme el aroma a cigarrillo que seguramente se me había impregnado en el bar.

El agua estaba deliciosa, pero no perdí el tiempo; estaba ávida por reencontrarme con Robert y descubrir si él no se había acobardado después de aquel beso y dónde estaba yo parada hoy con respecto a nosotros. Dejé una nota a mi hermano sobre mis planes porque aún no se había levantado y salí en busca de Rob.

Toqué a su puerta y tardó un poco en abrir, de nuevo con el pelo revuelto de cama y la cara somnolienta, pero con una amplia sonrisa algo avergonzada.

-¡Hola Nin! Disculpa que no esté listo, ¿pasas?

Mi interior se aceleró pero disimulé y aún sonriendo entré mientras él se dirigía a la cocineta en busca del aromático café.

-¿Gustas una taza? Temo que me quedé dormido y no puedo funcionar sin algo en el estómago.

Asentí con la cabeza y me instalé en un banco ante la barra mientras él sacaba un par de tazas y unas tostadas integrales. El tema seguía sin ser abordado. ¿Debería mencionar algo o esperar? Seguimos en silencio mientras preparamos nuestras bebidas, de repente él habló.

-Sabes, estaba pensando que quizá sería una buena idea pasar el día en la playa, darnos un baño, almorzar por ahí -le miré un poco sorprendida, pero sacudí los hombros meditándolo-. ¿Qué te parece?

-No está mal, tendría que regresar a casa por mi traje y un par de cosas más, pero… si… ¿por qué no? Sólo que creo que la playa a donde vamos no sería la mejor opción, quizá si checamos en Google…

-Sí, es posible… Además, aún me toca escoger el resto de las actividades, ¿no?

Nada…. Ni siquiera una sonrisa diferente.

-Si… supongo que sí.

¿Hablaba ó no hablaba?

- Bueno, quizá deberías aprovechar mientras voy por mis cosas para terminar de alistarte… -Me levanté del banco con la taza a medias-,  Guárdamelo mientras regreso, ¿quieres? -lo miré desde arriba y sonreí lista para salir cuando, repentinamente se estiró por encima de la barra y me tomó de la mano, reteniéndome. El corazón me dio un vuelco y su contacto inesperado me ardió.

-Nin… -Sus ojos eran expresivos al mirarme, pero ininteligibles-, Oye, ¿no estás molesta conmigo?

Encaré las cejas sorprendida por la forma en que él veía las cosas y regresé a mi lugar frente a él silenciosa mientras que  liberaba mi muñeca.

-Quiero decir, bueno, anoche todo fue muy bien y no sé si me pasé de la raya y por eso me dejaste así… -Mis ojos le miraban muy abiertos, como los de un animal sorprendido-.

¡Santo Dios! ¡Él hablaba en serio! Había interpretado mi retirada como un rechazo. ¡Vaya con el enredo! ¡Ugh! ¿Cómo le decía que había sido perfecto y que mi reacción había sido un estúpido instinto de protección de nuevo?

-Robert… No… No me incomodaste… Es sólo que… bueno… Yo…  -me miraba sin pestañear y genuinamente preocupado-, supongo que no estaba preparada para la intensidad con que sucedieron las cosas

Su mirada reflejó confusión y alivio ante mis palabras. Luego, lo vi sonreír levemente para sí mismo.

-Sí… en eso estoy de acuerdo -rió un poco nervioso revolviéndose el pelo a la vez-, a mí también me tomó por sorpresa… -le vi morderse los labios inconscientemente ante algo que recordaba y a mí me revolotearon mariposas por el estómago-. ¿Te confieso algo? -no esperó mi respuesta  mientras se rió con mayor intensidad y me evitaba la mirada- Anoche tuve que darme un buen duchazo frío luego de dejarte… -siguió hablando algo atolondrado, pero era más bien para sí mismo-, aún así, me mantuviste sin poder dormir por un buen rato… Es por eso que no estuve listo ésta mañana.

¡Uff! Si salir con alguien menor era así de bueno para la comunicación, había estado perdiendo el tiempo bastante. Eso de la falta de edición en las palabras de un hombre nunca antes había sonado tan bien.

Sonreí bastante halagada y feliz de no ser la única que tenía fantasías sexuales en ésa cocina, así que me incliné hacia él y le besé brevemente los labios. Él me miró encantado y me devolvió el beso un poco más atrevido que yo…

¡Dios El calor de la noche anterior se elevó a incendio en cuestión de segundos mientras seguimos besándonos por encima de la barra cada vez con más ansia. Pronto ninguno de los dos podía más con la distancia que el murete imponía y Robert casi trepó sobre de él para acercarse más a mí.

Había imaginado ya varias veces como sería tener sexo con él, pero ninguna había sido de día, ni vistiendo ropa deportiva. Una vez más las circunstancias me hacían ver que Robert era un hombre real y que por alguna extraña razón nos habíamos topado el uno con el otro; y que tenía que dejar de preguntarme por qué o para qué y simplemente vivir mi vida.

Esos fueron mis últimos pensamientos coherentes mientras seguíamos besándonos y tocándonos con demasiadas ansias sin poder llegar aún al dormitorio.

Si sus labios la noche anterior inutilizaron mi cerebro, sentir como su manos se deslizaban por encima de mi piel ya sin blusa; me convirtieron en una criatura sensorial, entregada al puro deseo que me quemaba de ansias.

Él no me dejó siquiera quitarle su camiseta haciéndolo por sí mismo, ávido aún más que yo si eso era posible, por regresar sus manos hambrientas a mi piel… En un instante estaba yo sólo en ropa interior y apostada contra el muro, donde él me había aprisionado con su cuerpo, y sus manos, y su boca… ¡Qué bien se sentía! Liberarme… disfrutar… ¡Arder, por fin!

Me enrosqué a él con piernas y brazos desesperada, halándolo más hacia mí, queriendo sentirlo completamente y luchando por aire mientras besaba con desesperación su cuello, su barba, sus labios… Apoyándome en el muro me deslicé poco a poco hacia abajo, explorando con mi boca su piel, su pálido torso que se sentía firme y tembloroso bajo ella. Mis manos siguieron el camino que mis labios marcaban con dedos ligeros, buscando excitarlo con mi tacto; compitiendo con mis labios por hechizarle y esclavizarlo de necesidad por mí.

Llegué al borde del caído pantalón y desde mi altura lo miré posesiva, sus ojos me devolvieron una súplica por un momento y luego se desviaron hacia arriba cuando sintió mis dedos rozarle los muslos mientras le quitaba ésa prenda poco a poco… No había nada más debajo de ella.

Cuando mis manos tocaron la codiciada parte, nuestras miradas se engancharon de nuevo; fui suave pero atrevida, como a mí me gustaba, como mi deseo me mandaba hacerlo mío… Gozando de verle rendirse a mi modo y consumiéndome en ése mismo placer. Poco después por fin llegamos al dormitorio, donde estuvimos buena parte de la mañana disfrutando del descubrimiento del sexo entre nosotros.


----------------- 0 ------------------- 0 ---------------------- 0 -------------------- 0 --------------------


Desperté bajo el tacto de sus dedos recorriendo mi espalda desnuda en aquel angosto lecho que compartíamos. Sonreí sobre la almohada encantada y perezosa mientras su grande mano bajo aún más y me hiso cosquillas en el trasero cubierto por la sábana. Le sentí sonreír apenas mientras su mano regresaba por el mismo camino hacia mi nuca; con cuidado removió mi melena dejando libre toda la piel y volvió a soltar una risilla.

-¿Qué? -dije casi volteándome hacia él cuando su mano me detuvo en ésa posición.

-¡Nada! Recuéstate bien boca abajo, quiero hacer algo.

-¡¿Qué?!

-Obedece -y volvió a reír mientras sentí su peso moverse en el colchón. Sus piernas me rozaron mientras se acomodaba y yo reía curiosa y lánguida cuando besó la curva en mi cintura baja; pero nada más.

De repente sus dedos comenzaron a tocarme en varias partes la espalda, pero a distintos tiempos y modos. Yo me removí cosquilluda bajo ellos.

-¡Quédate quieta! Me interrumpes.
Y siguió moviendo sus dedos a lo largo de mi piel sin ningún contenido sexual, simplemente palpando aquí y allá. Súbitamente lo entendí, ¡estaba tocando música en un teclado imaginario sobre mí!

-¡Robert! -reí llena de felicidad y él me coreó al comprender que finalmente yo lo había entendido-, ¡al menos podrías tararearla y no sólo hacerme cosquillas! -fingí enfado, pero en realidad estaba encantada.

-Estoy componiéndola sobre tu piel, así que disculpa si salgo de tono y corrijo. -Rió complacido y luego empezó a canturrearla-.

Así pasamos un rato hasta que concluyó satisfecho y yo ya no reía para nada, emocionada por su contacto y por darme cuenta que era yo quién le había inspirado. Me giré hacia él y halándolo por el cuello lo besé. Ésta vez lo dejé dominar y hacer de mí lo que él quisiera.



----------------- 0 ------------------- 0 ---------------------- 0 -------------------- 0 --------------------


Al medio día por fin nos levantamos de la cama, movidos por el hambre, ya que ninguno de los dos había en realidad desayunado. Buscamos en la cocina, pero no había nada digno de matar tamaño apetito que teníamos, así que nos duchamos rápidamente juntos, lo cual tomó un poco más de lo que debía; pero finalmente salimos del departamento.

El plan de pasar el día en la playa siguió en pie luego de devorar un enorme almuerzo en el mismo merendero del día anterior y ya que mi hermano, al pensar que me había marchado temprano a lo mío, decidió irse a jugar golf toda la mañana y comer en el club; me hallaba completamente libre de sospechas y narices metidas en mis asuntos.

Por increíble que parezca, logramos pasar nuestro rato en el mar desapercibidos y tranquilos, besuqueándonos a cada rato y sin que nadie le reconociera. Cuando el sol nos cansó y de nuevo hambrientos nos duchamos en las regaderas de la playa y vestimos para ir a comer a un pequeño lugar que habíamos visto más temprano sobre la costera.

Huelga decir que el tiempo no importaba, y si antes de hoy nos llevábamos sorprendentemente bien, ahora me sentía en un zumbido perpetuo de felicidad a su lado. La llamada de mi hermano para saber de nosotros no afectó mi halo de gloria y su invitación a cenar a su restaurante favorito se engarzó con armonía a nuestros planes.

Terminamos la comida de mariscos y luego salimos a caminar en busca de café para rematar. La conversación entre ambos fluía como agua y hablábamos de todo, de nuestros planes, de nuestros gustos, de quiénes éramos en realidad a través de tantos detalles de nuestra personalidad.

Poco después del atardecer emprendimos el camino a casa, canturreando y riendo y robándonos más besos cada vez que era posible.

Mi hermano ya estaba en casa cuando llegamos, así que nos despedimos en el pórtico y quedamos en llamarme en poco más de una hora para confirmar.

Mi sonrisa era tan grande cuando llegué a la planta alta para saludar a Arturo que a él no le pasó desapercibida.

-Alguien viene muy contento hoy -me dijo ufanamente aún recostado en su sillón de la terraza-.

Su sorna no me inmutó y por el contrario, me animó aún más.

-Sí, así es -Se incorporó curioso al ver que no había mordido con enfado su comentario-.

-Mmm… ¿Tiene algo que ver con tu amigo Thomas?

Le miré desde mi altura complacida y decidida a no dejarme molestar.

-Si… de hecho, tiene todo que ver con Thom y te pido que no me vayas a hacer bromas al respecto porque, efectivamente, estoy muy feliz.

Mi hermano mayor encarnó una ceja, serio ante mi afirmación.

-Pero, ¿qué tan bien conoces a Thomas? Es un actor, su trabajo no es estable, mucho menos su vida… Además, tú te regresas a casa en unos días más… ¿Qué va a pasar entonces?

Ninguna de sus palabras me afectó, porque todas esas preguntas ya me las había planteado yo demasiadas veces antes, y las respuestas ya no me importaban. Era feliz y punto, durara lo que durara y siguiera lo que siguiera. Me encogí de hombros y sonreí completamente segura.

-Hermano, no te preocupes, no me voy a casar con él; simplemente me hace feliz haberlo conocido justo ahora, cuando lo que quiero es saber si deseo volver con Imanol o no. Robert, bueno, Thomas me hace feliz y eso es lo que importa. ¿No crees?

Mi hermano me miró suspicaz por un momento, pero lo dejó ir; increíblemente, la prudencia que no era su característica más común, predominó en él y no me sermoneó  más.

-Entonces, me alegro por ti… El restaurante al que vamos a ir ésta noche te va a encantar. Dile que esté aquí ocho y media y que se ponga guapo si no quiere desentonar -Soltó una carcajada y se levantó para darme un abrazo-.





--------------------------------------------------------------------
Después de todo, Arturo no es tan terrible como parece, ¿verdad?
Yo también me alegro mucho por Nin.

Cariños: Sissy

2 comentarios:

  1. NOSE ESTE FANFIC ASE QUE YO SUEÑE ESO ALGUNAS VEZ JAJAJA ME ENCANTO RECIÉN LO ESTOY LEYENDO ;)

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Hola Grace. Perdona, pero recién veo tu comentario... De hace más de seis meses! Jo...! Lo siento de verdad.
      Me alegró disfrutes de mi locura. Un abrazo.
      Sissy

      Borrar